Irene Melfi Svetko
Introducción
Dilar es un municipio situado en la vertiente occidental de Sierra Nevada, junto al río que lleva su mismo nombre. Dista 12 Km. de la ciudad de Granada, en la Andalucía Oriental situada al Sur de España. Su extensión es de casi 80 Km² (79,28 Km²) y, si bien el poblado está a 877 metros sobre el nivel del mar, la zona más elevada llega a los 3.398 metros en el Pico del Veleta. Una gran parte de su superficie se encuentra en el Parque Natural y Parque Nacional de Sierra Nevada, por lo que la gran mayoría de su territorio es un enclave propicio para el desarrollo de una vegetación en algunos casos endémica, como las espuelillas (linaria glacialis), violeta de Sierra Nevada (viola crassiuscula) o el ranúnculo glacial, además de árboles y arbustos tales como serbales, quejigos, escaramujos o majuelos, entre otros.
En la historia de Dilar se habla de los Reyes Católicos cuando conquistaron la zona. Al vencer en la batalla del año 1484 entre moros y cristianos, Isabel y Fernando tuvieron la posibilidad de tomar el Castillo de Dilar de origen morisco, hoy restaurado, y toda la zona de sus alrededores. Unos cientos de años antes, en 1126, el entonces Rey Alfonso I de Aragón ocupaba y saqueaba la zona de Dilar enfrentándose también a los pueblos invasores.
Pero quizás lo más interesante al pretender restaurar la memoria histórica de Dílar, sea el descubrimiento de lo que durante muchos años -casi por no decir “desde siempre”-, los lugareños llamaron “La Piedra”.
Hace unos años, en el 2018, un grupo de investigadores del Instituto Internacional Hermes que vinieron a visitar el lugar, observaron que los petroglifos que presenta ”La Piedra” son típicamente neolíticos y de un alto valor histórico, tanto para el municipio de Dilar como para toda nuestra región andaluza. Allí se encontraron con la majestuosa “Piedra”, serena, impasible y exuberante, mostrando sus miles de años con la simple humildad de quien no necesita lucirse, porque se siente y es aristócrata por naturaleza. Allí, en lo más alto, desde donde puede observarse el Cerro del Trebenque, todo está postrado a los pies de “La Piedra”.
De inmediato se coordinó una visita al lugar con arqueólogos de la Universidad de Granada, colaboradores del Instituto Hermes y autoridades municipales, al objeto de estudiar y descubrir el sentido y significado de esos símbolos. Todo el equipo, en esa primera visita, buscó darle un nombre adecuado al lugar, para que en el futuro fuera relevante. De allí salió el nombre “Los Petroglifos de Dilar”.
Los Petroglifos de Dilar
La palabra petroglifos deriva del griego: petra = roca o piedra y glyphos = grabado o tallado. Los petroglifos de Dílar habrían sido tallados con instrumentos de cuarzo de la zona.
Se piensa que datan entre el 3000 al 2500 a.C. 4500 ó 5000 años atrás. Los símbolos que presentan son muy característicos de esa época y se repiten en algunos dólmenes como en los de la Peña de los Gitanos en Montefrío (Granada), o como los de Huelva en los Aulagares, o los de Otíñar en Jaén. La diferencia entre todos ellos y los petroglifos de Dílar estriba en su tamaño y cantidad. Si bien los anteriormente mencionados ya han sido estudiados y publicados, los petroglifos de Dílar se ven de mucho mayor tamaño a simple vista.
De modo que se puede decir que es el mayor petroglifo de la prehistoria de Andalucía y el que se encuentra a mayor altura de toda la península, pues está a 2130 m.s.n.m. Los habitantes de esa época subirían desde finales de primavera hasta principios de otoño, pues el resto del año las piedras permanecen cubiertas y protegidas por el espeso manto de nieve que cubren las cimas de Sierra Nevada.
Según Antonio Morgado, arqueólogo de la Universidad de Granada, quien está trabajando en la investigación, los Petroglifos de Dilar pertenecen al tipo de arte atlántico, por estar mirando al Océano Atlántico, en donde no se ven superposiciones de símbolos, lo que podría indicar que han sido realizados en varias etapas, respetando las anteriores de cientos de años atrás.
Los símbolos que presentan se encuentran también en los dólmenes de Alberite, en Villamartín (Cádiz), y podrían ser del Neolítico final, Edad del Cobre, con cerámica campaniforme. Estos símbolos podrían catalogarse en tres tipos:
- Círculos concéntricos.
- Cazoletas.
- Esquemas.
Se observan círculos con una cruz en el centro y una cazoleta en el medio, que son formas típicas del arte esquemático de finales del neolítico. Algunos símbolos están cubiertos por líquenes.
¿Cómo se interpretan los Petroglifos?
La posición de la piedra en general mira al horizonte, está ubicada como para observar desde lo alto. Según las investigaciones que está haciendo Antonio Morgado con su equipo interdisciplinar, habría varias hipótesis: Podría ser un mapa, porque mira al horizonte, presenta cuatro barras, que están mirando, la mayor al Trebenque y las otras tres al Picacho. Hay una media luna y un punto, formando parte de elementos de la astrología. Podría ser un mapa que represente los distintos poblados o podría representar elementos estelares. ¿Es un lugar para observar el paisaje, o un observatorio de la bóveda celeste?
Puede, por tanto, tratarse de elementos estelares relacionados con el solsticio de verano.
Es curioso que en Sierra Nevada haya en el siglo XXI un observatorio astrológico ubicado en la misma cuerda donde hace 5000 años existió un observatorio, quizás de la bóveda celeste. De momento son hipótesis muy factibles.
Aquellos primeros pobladores eran agricultores-ganaderos que conformaban una sociedad compleja, organizada en pequeñas aldeas, y poseían ya necrópolis bien estructuradas.
Si bien la piedra con los Petroglifos de Dilar está a la vista, cabe preguntar: ¿Dónde estaría el poblado, dónde vivían los hombres que supieron realizar esta importante obra, que después de 5000 años sigue en pie? ¿Qué relación habría con los dólmenes de Dilar que menciona Manuel de Góngora y Martínez en 1868?
Queda mucho por descubrir, por excavar, por investigar, por poner en valor y así mantener la memoria histórica de una zona tan importante, por tratarse de los petroglifos neolíticos más altos, impresionantes y de mayor superficie de la Península Ibérica.
Muy interesante es aún comprender qué capacidad tendrían los habitantes de esa época para poder imaginar, simbolizar y plasmar la obra que perdura a través de 5000 años.
Algunos científicos del comienzo del siglo XXI reconocen que el “hombre primitivo” tenía esa capacidad de simbolizar, de crear con la imaginación, ya que ésta es la capacidad que marca nuestra diferencia con los animales, y estaría presente en la Humanidad desde hace millones de años.
Es de valorar el avance de la arqueología y sus investigaciones, que corroboran esta necesidad espiritual del ser humano, como se puede ver en diferentes excavaciones de todas partes del mundo.
Los Petroglifos de Dilar constituyen una muestra de primer orden del arte rupestre de la Península Ibérica. Por ello las autoridades municipales, conjuntamente con la Diputación Provincial de Granada, han abordado la protección de los petroglifos y la realización de una copia para colocar en el Parque de la Ermita, dentro del municipio, a fin de que se ponga en valor tan importante monumento.
El dolmen de Dilar
En su libro Antigüedades prehistóricas de Andalucía (Madrid: [s.n.], 1868 Imprenta a cargo de C. Moro) don M. de Góngora y Martínez ya en 1868 narra la historia de cómo se descubrieron los dólmenes de Dilar y su ubicación, y cómo fueron destrozados por la avaricia humana, pero aclara:
…el monumento fue destrozado, y las grandes piedras que lo formaban conducidas a la fábrica de bayetas. Tan solo dos quedaron en aquel paraje, las que constituían la puerta, que miden 2,45 m. de alto por 3,17 de ancho; la puerta tiene l,95 de luz.
Por su parte el notable paisajista español Martín Rico (Madrid, 1833-Venecia, 1908) hizo una pintura de lo que allí encontró, obra de increíble valor que ha servido, en 2020, para reconocer el lugar desde donde fue realizada la pintura del artista. La obra presenta claramente el pasillo de 9 metros de largo y al final una puerta formada por dos ortostatos, que serían de piedra de calcarenita procedente de la cantera de Santa Pudia del pueblo de Escúzar. En la obra de Martín Rico se puede ver el túmulo de 23 metros de diámetro que serviría a los constructores del dolmen para colocar las piedras, que hoy día se encuentra dentro del Redil de las Cabras, propiedad de la Junta de Andalucía, según informa Manuel de Góngora y Martínez:
A los cincuenta y un metros Sud-sudeste, hay otro montículo, y otro a los sesenta y uno. Sus respectivos diámetros miden, el primero 15,60 m. y 18,50 el segundo. Debajo de estos túmulos debe haber dólmenes, como los había debajo del que fue destrozado por los mineros de Dilar y pintado por Martín Rico. Y agrega:
¿Llegará un día en que se estudien y se salven tan preciosos monumentos?
Las investigaciones realizadas hasta la fecha, año 2021, de los dólmenes de Dilar, solo cuentan con la ubicación de los mismos, a la espera de que se realice una excavación arqueológica que saque a la luz estos monumentos de tanto valor, no solo para el municipio sino para toda la región andaluza, como se ha hecho con Los Petroglifos de Dilar.
Desde que los menciona Manuel de Góngora y Martínez en 1868, hasta el siglo XXI, los dólmenes esperan pacientemente a que la arqueología, los investigadores y el público en general pongan en valor su importancia, no solo para el municipio sino para la Historia de la Humanidad.
Por último, queda por descubrir dónde están los restos del poblado de aquellos antepasados de época neolítica, que supieron realizar Los petroglifos de Dilar, que hoy tanto interés despiertan, y los dólmenes de Dilar.