Textos: Manuel Ruiz.
Angamuco, milenaria ciudad mexicana que ocupó 26 km2.
Los purépecha, también conocidos como tarascos por los españoles, o michoacanos por los mexicas, fueron una importante cultura mesoamericana, que llegaron a formar un imperio en el suroeste del actual México. Resistieron a los mexicas y nunca fueron conquistados por ellos, pese a las feroces guerras.
Fueron hábiles artesanos de los metales y mantuvieron estructuras sociales propias hasta la independencia del territorio mexicano de España. Tuvieron una capital conocida, Tzintzuntzan (“ciudad de los colibríes”), y construían peculiares pirámides escalonadas en forma de “T”. Tuvieron lengua propia, que no guarda relación con ninguna de las otras lenguas de la región, y que en la actualidad es hablada por unas cien mil personas del estado de Michoacán (México). Su religión se basada en una trinidad: Curicaveri, dios de la guerra y del sol, su esposa Cuerauáperi, diosa de la vida y de la tierra, y la hija de ambos, Xarátanga, diosa del mar y de la luna. El universo purépecha tenía tres niveles: el mundo de los muertos o inframundo; el mundo visible, en la superficie de la Tierra, y el mundo de los dioses o celestial. El cosmos tenía cinco diferentes regiones (los cuatro puntos cardinales y el centro) y cada una estaba regida por un conjunto de dioses, que realmente son todos diferentes manifestaciones de Curicaveri. Igual ocurría con Cuerauáperi, que tenía otras cuatro manifestaciones vitales en las cuatro direcciones, y la propia Xarátanga era una forma de renovación de su madre. Por tanto, realmente no era una religión politeísta, sino la proyección variada y múltiple de dos principios.
El nombre purépecha significa “lugar donde viven los purhé”, y los habitantes se llamaban a sí mismos los “purhé”, que significa “ser humano”, “persona”. Realmente funcionaron como una confederación de clanes, y la denominación genérica de purhé sería una afirmación de su condición de pueblo.
Recientemente se presentó el descubrimiento de Angamuco, una ciudad desconocida de los purépecha, que ha podido ser investigada con una novedosa técnica de exploración láser. El arqueólogo Chris Fisher, de la Universidad Estatal de Colorado, y su equipo de diez investigadores han hallado que Angamuco era la mayor población mexicana entre el 1000 y 1300 de nuestra era, con una población de cien mil habitantes y cuarenta mil edificios levantados en una superficie de veintiséis kilómetros cuadrados, constituyendo además un centro ceremonial de primer orden.
El interés de esta noticia está en la combinación de magnitudes, antigüedad y sesgo con el que valoramos lo antiguo. El hecho de que una cultura antigua llegara a levantar una ciudad con 40.000 edificios debe hacernos cambiar nuestra opinión acerca de su desarrollo comparado al nuestro. Una ciudad como Málaga (España), en 2011 tenía 47.421 edificios, lo que nos lleva a admitir un grado de complejidad en esta ciudad purépecha (que no era la capital del reino) y en su propia cultura, que no alcanzamos a concebir en los pueblos antiguos. https://elpais.com/cultura/2018/02/16/actualidad/1518781085_402213.html
El autocontrol se relaciona con la inteligencia… también en chimpancés
El Test de la Golosina es famoso entre los psicólogos; lo ideó en 1972 el investigador Walter Mischel en Stanford (California) para hacerlo con niños pequeños. Básicamente es una experiencia para observar los niveles de autocontrol. Tras unos momentos de juegos entre el experimentador y el niño, para generar un clima de confianza, se deja solo al niño frente a una golosina sobre la mesa, y se le dice que si se espera hasta que regrese sin haberla comido, le dará más. De esta manera, o con alguna otra variante, Mischel fue comprobando el grado de autocontrol de los niños. Tras catorce años de hacer un seguimiento a los niños de las experiencias iniciales, encontró una relación directa y clara entre la capacidad de autocontrol y otras capacidades psicológicas. Así, los que no ejercían el autocontrol, acabaron desarrollando una baja autoestima y un umbral de frustración más bajo, mientras que los que sabían esperar, eran personas con unos mayores éxitos académicos y socialmente más competentes.
El desarrollo de la voluntad está detrás de habilidades cognitivas. Se ha identificado una respuesta impulsiva o “sistema caliente”, sin dominio de sí mismo y más emocional, que se produce en la amígdala, y una respuesta con autocontrol, o “sistema frío”, más cognitivo y reflexivo, localizado en los lóbulos frontales e hipocampo. En el “sistema caliente”, los estímulos dominan al sujeto, y en el “sistema frío”, es el sujeto quien controla a los estímulos.
En situaciones de estrés, el “sistema caliente” se intensifica y el “sistema frío” se debilita. Según Walter Mischel, la respuesta impulsiva, sin autodominio, puede estar relacionada con trastornos futuros de salud, como la aparición de tendencia a la obesidad. La novedad de esta noticia está en que recientemente, Michael Beran y Richard Hopkins, de la Universidad Estatal de Georgia, han realizado estos mismos experimentos adaptados a chimpancés, y han obtenido unos resultados similares a los realizados con niños. Es decir, los chimpancés que demoraban la respuesta frente a la golosina, han dado puntuaciones mayores en los test de inteligencia general. Parece como si la capacidad de esperar, de inhibir un impulso, permitiese mejorar en la toma de decisiones.
La importancia de este experimento con cuarenta chimpancés estriba en el hecho de corroborar una interesante relación, que por otra parte se afirma desde la filosofía aplicada: la capacidad de autodominio de la parte más impulsiva e instintiva de nuestro “yo animal” permite un mejor desarrollo cognitivo y de habilidades sociales de nuestro “yo humano”. Filosóficamente hablando, el control de uno mismo, de la impulsividad, mejora nuestra condición humana. Walter Mischel llegó a la conclusión de que la impulsividad puede llegar a controlarse y educarse. Y la filosofía a la manera clásica también plantea el autodominio como una condición necesaria. http://www.lemonde.fr/sciences/article/2018/02/12/chez-le-chimpanze-comme-chez-l-hommele- self-control-predit-lintelligence_ 5255418_1650684.html?xtmc=chez_le_chimpanze_comme_chez_l_homme_le_sel f_control_predit_l_intelligence&xtcr=1 https://www.cell.com/current-biology/fulltext/S0960-9822(17)31676-7
Más evidencias del pensamiento simbólico en neandertales
Hasta hace poco, la autoría de las pinturas rupestres siempre se ha asociado al hombre moderno (Homo sapiens). En 2012, se descubrió que algunas de las pinturas de la cueva del Castillo (Cantabria) eran de hace 40.000 años, en el límite entre neandertales y sapiens. También era conocido que los neandertales se pintaban el cuerpo y utilizaban elementos con posible intencionalidad simbólica (caso del uso de flores en enterramientos, y el propio acto del enterramiento). Pero recientemente se han publicado dos investigaciones que inclinan la balanza definitivamente a la existencia de un pensamiento simbólico en Homo neanderthalensis, que no sería exclusiva de los humanos modernos, sino anterior a ellos y posiblemente heredada de un antepasado común.
La primera de estas investigaciones está realizada sobre pinturas de tres cuevas diferentes: Ardales (Málaga), La Pasiega (Cantabria) y Maltravieso (Cáceres), y en todos los casos se ha descubierto que algunas pinturas tienen una antigüedad de 64.000 años, es decir, en época en que no se tienen evidencias aún de la presencia del hombre moderno, por lo que se atribuyen a neandertales. El método de datación utilizado se denomina U-Th, basada en la desintegración radiactiva de isótopos de uranio en torio, y es de gran precisión hasta los 500.000 años.
Es relevante el hecho de que las tres cuevas son muy distantes entre sí, lo que pone de manifiesto que la práctica de la pintura, y las consiguientes connotaciones simbólicas, eran algo extendido entre la población neandertal. Las pinturas son simples. En Ardales son concentraciones de color, más o menos elipsoides, ubicadas sobre salientes de calcita; en La Pasiega son dos líneas alargadas paralelas, unidas por otras ortogonales a ellas, como si fuese una escalera. Y en Maltravieso hay, sobre todo, manos. Las técnicas utilizadas han sido diferentes: en Ardales se utilizaron los dedos, en La Pasiega, los dedos o alguna forma de pincel, y en Maltravieso se utilizó un aerógrafo rudimentario, con cánulas de huesos o madera, sobre la mano apoyada en la pared, para proyectar la pintura.
Los colores utilizados son el rojo y el ocre, y se sabe que mezclaron los pigmentos minerales, machacados, con agua. ¿Qué significado tendrían estos dibujos? No se sabe, pero dado que se encuentran en lugares accesibles de las cuevas, con una posible intencionalidad de ser bien vistos por cualquier visitante, Sinc Joao Zhilão, uno de los investigadores, cree que son símbolos de un lenguaje gráfico. También parece ser, dada la diversidad de ubicaciones, que los grupos de cazadoresrecolectores seleccionaban espacios naturales, como las cuevas, con algún criterio simbólico.
“Es como dar un dimensión simbólica a las arquitecturas naturales, tal y como hacemos hoy en día con muchos espacios religiosos o de otro tipo. Lo que está claro, y ejemplos de ello son La Pasiega y Ardales, es que perduró y se transmitió, ya que se han encontrado en el interior de las cuevas otras figuras de momentos posteriores”, añade Zilhão.
Estas evidencias del pensamiento simbólico se complementan con otra investigación publicada por parte del equipo que publicó el artículo sobre las pinturas. Se trata de un trabajo sobre los restos de caparazones marinos decorados, hallados en la cueva de Los Aviones, en Cartagena (España).
Se tratan de conchas de moluscos, decoradas con pinturas amarillas y rojas, y la datación de dos de ellas (realizada por métodos sedimentarios e isotópicos) da una antigüedad de 115.000 años, muy anterior a las más antiguas encontradas en África, y mucho más atrás a la presencia del hombre moderno en Europa.
Por lo tanto, el hallazgo de estas conchas, así como las pinturas rupestres, consolidan la idea de que los neandertales ya tenían pensamiento simbólico. ¿Qué supone esto? El pensamiento simbólico requiere de la imaginación, y esta capacidad es la gran función mental que permite la comprensión y el conocimiento, y la posibilidad de conectar con lo sagrado.
Cada vez que aparece un descubrimiento más antiguo de herramientas, de objetos o de realizaciones que suponen un esfuerzo de abstracción o de imaginación, se consolida la idea de que el proceso de humanización (la adquisición de la conducta y de la capacidad de conocimiento propiamente humanos) es mucho más antiguo de lo que se creía en el siglo XX, tal y como sostienen muchas tradiciones.
Referencias bibliográficas:
Dirk. L. Hoffmann, Chris D. Standish, Marcos García-Diez, Paul B. Pettitt, J. A.Milton, João Zilhão, Javier Alcolea, Pedro Cantalejo-Duarte, Hipólito Collado,Rodrigo de Balbín, Michel Lorblanchet, José Ramos-Muñoz, Gerd-ChristianWeniger, Alistair W. G. Pike. “U-Th dating of carbonate crusts reveals Neanderthal origin of Iberian cave art”. Science (22 febrero, 2018). Dirk L. Hoffmann, Diego E. Angelucci, Valentín Villaverde, Josefina Zapata, João Zilhão. “Symbolic Use of Marine Shells and Mineral Pigments by IberianNeanderthals 115,000 years ago”. Science Advances (22 febrero, 2018)
http://www.agenciasinc.es/Noticias/Los-primeros-artistas-del-mundo-fueron-neandertales