Visita realizada por herméticos de Málaga y Granada
Al oeste del río Algarrobo y hacia el norte de la vega se haya una loma aplanada, que continúa dominada por una colina mayor. En esta zona está enclavada la finca Trayamar, en la localidad malagueña Algarrobo. Allí se encuentra la necrópolis de Trayamar de origen fenicio, que está datada en el siglo VII a.C. Destaca por ser una de las necrópolis fenicias más importantes del mediterráneo occidental, y fue descubierta fortuitamente porque entre los años 1930/31 se hicieron movimientos de tierra para construir un embalse y se topó con un antiguo enterramiento, que fue en parte destruido.
Estudios de la zona describen una serie de ciudades y tumbas fenicias, como por ejemplo la encontrada en 1964 sobre la colina del Morro de Mezquitilla, a 31 m. de altura sobre el nivel del mar, allí se encontraron restos de una de población prehistórica, del Bronce tardío, cuya característica son los fosos de enterramiento del poblado y la cerámica realizada a mano.
Los hallazgos Paleo-púnicos del Morro de Mezquitilla hablan de que allí, o muy cerca, debió existir un establecimiento fenicio-paleo-púnico. Por ello se deduce que la necrópolis de Tramayar, y el poblado del Morro de Mezquitilla están relacionadas entre sí.
En1965 se hicieron trabajos de movimiento de tierras con excavadoras y maquinaria pesada para campos de irrigación, a unos 500 metros de Tramayar 1 por encima de la bifurcación de la carretera que va a Algarrobo. En estos trabajos se topó con las tumbas 2 y 3 de Tramayar que lamentablemente fueron destruidas.
En 1967, el Instituto Arqueológico Alemán de Madrid, abordó una excavación y realizó un estudio de la cámara sepulcral, que se había conservado en su mayor parte. Se denominó la tumba 1 de Trayamar, pero nuevos hallazgos completaron en parte, la necrópolis paleo-púnica de Tramayar.
En este mismo año se descubre la necrópolis del Jardín, y se hallan en diversas campañas más de 100 tumbas.
Entre 1967 y 1969 se excavan varios hipogeos en Trayamar, que como dijimos más arriba habían sido descubiertos en el año 1930 (tumba 1), pero debido a que por ignorancia no se le dio valor, hubo que esperar hasta 1964 cuando D. F. Canivell, dueño de la finca por aquel entonces, informó a los arqueólogos del Instituto Alemán de Madrid.
En Trayamar se encuentra dos hipogeos 1 y 5, y los hipogeos 2, 3 y 4, ubicados a una corta distancia de unos 600 m, entre uno y otro, conformando dos pequeños cementerios que están vinculados a Morro de Mezquitilla relacionados con la clase social alta de la ciudad. Estas cinco 5 cámaras funerarias cuentan con algo más de una docena de enterramientos que perduraron durante unos 70 años.
La necrópolis de Trayamar presentan una arquitectura elaborada, monumental y muy estudiada que la diferencia de las anteriores, puesto que se necesitó para su realización no solo de arquitectos, sino de carpinteros, canteros, etc. lo que da la pauta de quienes eran sus destinatarios y de que las tumbas de Trayamar pertenecerían a e familias más destacadas de la sociedad fenicia.
Esta tumba Nº 1 de Trayamar es una cámara subterránea, o hipogeo, que presenta un pasillo, en rampa llamado dromo, que probablemente hubiera tenido escalones, que da a una puerta con dintel, y está construida con sillares de piedra. También las paredes del hipogeo fueron construidas con grandes sillares de piedras que se pueden ver todavía, dado el buen estado de conservación que presenta.
Como en las tumbas 2 y 3 de Trayamar, hubo enterramientos en forma de pozo excavados en el suelo virgen, se calcula que en la necrópolis de Trayamar hubo también sepulturas de pozo, similares a las que se encontraron en la necrópolis paleo-púnica de Almuñécar (Granada).
Se sabe que durante los siglos VIII-VII a.C. los cementerios fenicios en la zona de la costa de Vélez Málaga, muy próxima a Trayamar, eran lugares de reducidas medidas, con unas veinte tumbas, que ocupaban un área de 300-400 m², que se encontraban dispersos, por lo que no llegan a formar grandes necrópolis, contrariamente a lo que ocurrirá en Jardín en el siglo VI a.C. En estos espacios funerarios se entierra una pequeña parte de la población que son las familias más destacadas a nivel económico. También es cierto que hubo una evolución en el modo de enterramiento, al estudiar sus diferentes estratos de algunos de sus hipogeos se ve la evolución de las costumbres funerarias fenicias, de la incineración y la inhumación.
Durante el siglo VIII se encuentran pocos testimonios relacionados con necrópolis. Solo hay datos de las tumbas de Las Chorreras y algunas sepulturas vinculadas a los inicios de Casa de la Viña.
En los comienzos del proceso colonizador enterraron a sus muertos con el rito de incineración en
tumbas de pozo, en pequeños grupos. Por lo que no son realmente necrópolis. Y están ubicadas junto a la costa,
las tumbas de Cerro del Mar/Casa de la Viña y las de Trayamar parten del mismo principio y concepto de enterramiento, no obstante, en Cerro del Mar/Casa de la Viña son simples pozos excavados en la roca.
El ajuar
Una característica de la cultura fenicia era hacer un banquete ritual dentro de las tumbas y una vez finalizado, se rompía la vajilla y se dejaba allí. Estos restos han sido hallados en las tumbas. Así se han encontrado diferentes objetos rituales: Una de las piezas más importante del ajuar funerario, es el denominado Medallón de Trayamar. Consiste en un medallón de oro de 2,5 cm de diámetro realizado con técnica de repujado y granulado. Presenta motivos egipcios. Un ónfalo, o betilo o piedra de uso religioso. En la mitología griega se dice que el ónfalo sería la piedra dejada por Zeus para indicar el centro del mundo, o como en otras culturas también se ve, sería el ombligo del mundo. De esta piedra en el medallón, salen dos Oreus, en donde sobre sus cabezas se apoyan dos halcones. Arriba de los halcones hay un Horus con las aladas desplegadas. Debajo de sus patas hay un sol y una luna creciente, o Tanit. Este simbólico medallón fue hallado al excavar la tumba IV en el estrato de inhumación y se expone en el Museo provincial de Málaga.
Bibliografía
G. Niemeyer, M. Pellicer Catalán y H. Schubart, Altpunische Funde der Mündung
des Río Algarrobo, MM. 5, 1964, 73 sigs.; M. Pellicer Catalán, H. G. Niemeyer
Schubart, La Factoría Paleopúnica en la Desembocadura del Río Algarrobo (Málaga)
IX Congreso Nacional de Arqueología, Valladolid 1965 (Zaragoza 1966) 246 sigs.