El 15 de abril 2018 el Instituto Hermes de Granada organizó una visita a la Necrópolis romana de Carmona.
En primer lugar, pudimos ver el anfiteatro romano, que, pese a su importante historia, hoy se encuentra en un estado de bastante abandono, si lo comparamos con el de Itálica o el de Mérida.
Posteriormente pasamos a la Necrópolis. Esta sí, muy bien conservada, nos impresionó por su importancia y magnitud.
Las tumbas están excavadas en la roca y fueron descubiertas en 1868 por Luis Reyes, un recolector de plantas medicinales. Aparecen estos conjuntos funerarios y restos arqueológicos cuando se trabajaba en las obras del camino llamado del Quemadero. Luis Reyes en las tumbas encontró numerosos elementos y antigüedades que entregaba al farmacéutico.
En 1880 George Bonsor, un pintor, historiador y arqueólogo francés, nacido en 1855, fallecido en 1930, después de viajar por diferentes lugares, se enamora de Carmona, donde se radica para pintar y allí comenzó la actividad arqueológica, apoyado por el buen ambiente de estudio que encontró en la cuidad de Carmona en ese momento.
Es un lugar digno de visitar, para vivir el proceso del paso al más allá de acuerdo a como lo vivían los romanos.
Se han descubierto 480 tumbas de las que el 97 % son de incineración. La costumbre era que cuando alguien estaba por morir se colocaba en la entrada de la casa una rama de ciprés, porque creían que había una energía negativa y se evitaba así pasar por allí.
En el vestíbulo de la casa se colocaba una cama con el difunto con los pies para adelante con la idea de que el alma no quisiera retornar al lugar. Se velaba de 3 a 9 días según la importancia del personaje, para que se pudieran sellar los negocios del fallecido con el primogénito.
La ceremonia de tránsito del difunto al más allá era cuidadosamente realizada, se denomina funus y era la celebración de la muerte. Consistía en una fiesta de purificación tanto para el difunto como para la familia. Comenzaba con el aseo ritual del difunto a quien se le vestía con mortaja y se le ponía una corona en la cabeza y una moneda en la boca, con el fin de pagar el viaje de la barca de Caronte al más allá. Este ritual se hacía por la noche desde el S. I a.C. hasta el S. I d.C. porque el sol no le podía dar al cuerpo. Esto cambia a partir del S. II.
Allí se organizaba el velatorio propiamente dicho. Se hacían la conclamación, se decía su nombre tres veces al día. Obviamente durante todos estos rituales, había plantas aromáticas, flores, ungüentos para perfumar el ambiente. Luego lo sacaban con los pies por delante, expresión que todavía se utiliza, para que el espíritu del difunto no quisiera volver. El primogénito en este momento decía lo más relevante que había hecho su padre en vida, por la ciudad y la sociedad.
Si el personaje era importante se lo velaba 7 ó 9 días. Luego en un carruaje se lo llevaba al lugar del crematorio, con ritos y ceremonias destinados a asegurar la memoria del difunto. La comitiva acompañaba a los parientes y portaban cabezas esculpidas, a más cabezas y objetos más importante el personaje.
Las clases sociales más altas, contrataban a los libitinarii, empresarios de pompas fúnebres, músicos, plañideras y un testador que verificaba la presencia de los familiares en el entierro. Posteriormente lo colocaban en la pira funerarias. Allí el primogénito hacía dos rituales: le abría los ojos para que viera por última vez el mundo de los vivos, volvía a llamarlo por su nombre tres veces y le retiraba el anillo y cortaba un dedo que no se quemaba y se ponía en la urna. Luego prendía la pira. Se quemaba con madera de pino y tardaba entre 12 y 16 horas. Para alimentar las llamas echaban telas, ungüentos y distintos elementos del difunto que lo acompañarían al más allá, y que traían ritualmente en páteras. Luego se apagaba el fuego con agua para purificarlo. Los huesos largos que no llegaban a quemarse se juntaban y depositaban juntos. Los romanos pensaban que si el ritual no se realizaba el alma del difunto aparecería en la casa.
Las cenizas se colocaban en la urna que se llevaba al hipogeo o construcción subterránea o excavada en la roca con techos abovedados, estaban cubiertos por edificios de los que quedan algunos pocos restos. Debajo se encuentra el recinto donde se depositan las urnas. El primer hipogeo que visitamos, sería de un alto personaje y su familia. Al descender encontramos una cámara rectangular, espacioso, con techo de bóveda, en cuyo frente se colocaba el jefe de la familia y en los lados, pequeñas hornacinas llamadas loculi con las urnas de cada uno del resto de familiares.
Rituales anuales
Los romanos tenían un ritual que realizaban en cuatro fiestas durante el año, para homenajear al difunto. Eran las Parentalia, que tenían lugar entre los días 13 y 21 de febrero. Otras fiestas dedicadas a los difuntos, más antiguas, fueron las Lemurias, celebradas el 9, 11 y 13 de mayo. Durante estos días las almas cuyos cuerpos no habían recibido sepultura rondaban las casas y el padre de familia realizaba un ritual con habas negras para alejar a los espíritus errantes. Consistía en llamar por su nombre al difunto en cada esquina de la casa, comiendo 9 habas negras para alimentarlo y poniendo incienso para purificar el ambiente, haciendo una limpieza ritual, en caso de que el alma del difunto estuviera vagando en la morada.
También se hacían libaciones, que realizaba el padre y la madre. Consistía en derramar por un conducto realizado para tal fin, que unía el interior del mausoleo con la cripta, un preparado generalmente de vino con miel y hierbas aromáticas.
Tumba del elefante
En 1886 aparece la llamada tumba del elefante por encontrarse un elefante en el lugar. Fue un edificio que tubo diferentes funciones. Existe la hipótesis de que hubiera sido una tumba de un gremio de artesanos o más probablemente un colegio sacerdotal, no de una familia. Podría haber sido construido en su origen para albergar un templo al dios Mitra. Recordemos que el mitraísmo fue una religión no oficial muy extendida por el Imperio romano durante los primeros siglos de nuestra era.
Es curioso observar que durante los equinoccios de primavera y otoño por una ventana que está orientada para que entren los rayos del sol al centro de la cámara iluminando una estatua de Mitra matando el toro, que se ha perdido.
Importantes avances científicos
En la necrópolis de Carmona comienza una nueva etapa de la arqueología de España, un concepto puramente científico. Por primera vez se utiliza la fotografía como documentación de la excavación. Se numeran las tumbas y se recogen en un diario todos los datos de la misma. La Sociedad arqueológica de Carmona fundada en 1885 fue fundamental para la puesta en valor de la Necrópolis.
Hermes- Mercurio en el santuario de San Felipe
Otra agradable sorpresa nos produjo en esta visita a la ciudad de Carmona, la presencia de una figura de terracota, que fue hallada en el santuario de San Felipe. Se cree que por la disposición de los atributos que presenta como un carnero junto al pedestal, podría tratarse de un Hermes-Mercurio. La pieza se encuentra en el Museo de la ciudad y es de factura basta, de terracota. Fue hallada en una cueva subterráneo de la calle San Felipe, que fue un lugar de culto consagrado a divinidades relacionadas con el inframundo. Podría ser un exvoto. Dos pequeñas protuberancias señalan los puntos de inserción de las alas directamente sobre la cabeza. La pieza, aunque inspirada en modelos clásicos, presenta rasgos faciales que más parecen tener influencia fenicio-púnica, que griega o romana. No es extraño encontrar testimonios del culto a Mercurio en Carmona, ya que era una divinidad importante en el panteón de la ciudad republicana. Su imagen se utilizó como emblema en emisiones de monedas en las últimas décadas del s. II a. C.
Como el Hermes-Mercurio grecorromano, esta divinidad de ascendencia libio-púnica tenía el caduceo como atributo simbólico, emblema que se encuentra en el anverso de las monedas de época republicana. También en esta misma cueva se encontró una lucerna con el caduceo y el cuerno de la abundancia lleno de frutos.
Bibliografía
Para Hermes-Mercurio:Urbanismo, Arquitectura y Patrimonio en Carmona Universidad de Sevilla- Ayuntamiento de Carmona 2014
ACTA DEL IX CONGRESO DE HISTORIA DE CARMONA