La Geometría Sagrada del cuerpo humano

Athanasios Koukoubis

Prólogo

La filosofía esotérica tiene su propia forma de percibir el universo así como también cada uno de los seres que existen dentro del mismo. Su forma es la de descubrir las Leyes y los Principios que gobiernan el Todo y estudiarlos en cada caso concreto, aplicando la Ley de la Proporción o, dicho de otra manera, la Ley de la Homeotética, como la llamaron los filósofos Neoplatónicos.

En el presente trabajo intentaremos investigar esta Ley, en su aplicación al cuerpo humano.

  • Veremos el cuerpo humano como Estrella de cinco puntas pero también como Pirámide  y como Arbol.
  • Veremos la relación esotérica que existe entre la constitución oculta del planeta y la cabeza y el cuerpo humano.
  • Y por último, veremos las formas geométricas que se crean dentro de la boca al pronunciar las diversas letras y su relación esotérica con símbolos así como la interpretación metafísica de algunas palabras y conceptos.

El objetivo fundamental será presentar hipótesis y propuestas de trabajo, nuevas y originales, para poder enriquecer el ya enorme depósito de conocimientos y enseñanzas del que disponemos sobre este tema. Por esa razón, no haremos referencia a elementos ya concidos, sino que nos concentraremos en algunos puntos de vista muy concretos dentro de este interesante tema de Investigación Esotérica.

Parte I: La Ley de la Proporción o de la Homeotética en la filosofía

Leamos primeramente lo que sobre esta Ley dicen las grandes eminencias de la filosofía esotérica.

Platón, en su obra “Las Leyes”:

“Aquel que se cuida de todas las cosas lo ha dispuesto todo para la conservación y la perfección del conjunto, en el que cada parte, en tanto que esta se encuentra en aquel, no padece ni obra sino en la medida conveniente. Al frente de todas y cada una de estas cosas se han puesto regidores, que vigilan toda acción, por menuda que sea, que ellas experimenten o realicen, y que llevan hasta el último detalle la perfección de la obra.” (Platón, Las Leyes, Libro X, 903b)

Plotino, en sus “Eneadas”:

“Allí, (en el mundo de la Mente) lo ven todo, no aquello a lo cual es atribuido el nacimiento, sino aquello que posee el “ser” y ven su propio ser dentro del otro. Allí todo es transparente y no hay nada oscuro, ni opuesto. Cada uno y cada cosa es visible para todos los demás hasta lo más profundo porque la luz es clarificante para la luz. Cada uno lo tiene todo dentro de sí mismo y lo ve todo dentro del otro…

… En cada ser individual sobresale algo, pero dentro de sí mismo se manifiestan todos los seres…

… Aquí (en el mundo de la percepción) cada parte resulta de otra parte, y cada cosa es solamente una parte. Sin embargo, allí arriba cada cosa resulta del Todo, es a la vez individual y Todo. Se manifiesta, claro, como parte, pero un agudo observador discierne dentro de ello el Todo” (PLOTINO, Eneadas V 8, 4)

Aquello que nos dicen Platón y Plotino puede resumirse en la frase de los Textos de las Pirámides: “Así es arriba como es abajo, así es abajo como es arriba”.

El cuerpo físico del hombre es creado a imagen de ejemplos superiores. Dado que el alma del hombre ha sido creada “a imagen y semejanza de Dios”, también su cuerpo es creado a imagen y semejanza de su propia alma. Dentro del cuerpo podemos percibir los mismos principios que gobiernan el Todo, no con la misma unidad y coherencia que presentan en el Todo, pero sí en un grado inferior.

Dice Plotino:

“En general, cualquier agente creador imita al creador primordial y crea formas, que constituyen un nuevo elemento de apariencia, las sustancias nacidas como imitaciones de los seres verdaderos, nos dan a entender que, para sus creadores, el objetivo no es ni la creación ni la acción, sino la posibilidad de ver el resultado” PLOTINO, Eneadas III, 8, 7.

El filósofo neoplatónico Proclo en un importante libro “Elementos de teología”, refiere este principio en una de sus proposiciones:

Proposición 19: Lo que existe originalmente en un conjunto físico de seres existe igualmente en todos los seres de ese conjunto de acuerdo a una razón común”.

Así pues, dado que esta Ley se aplica a todas las cosas, a cada tipo de orden y a cada grado de seres físicos, deberá también aplicarse en el caso del cuerpo humano. Veamos cómo puede ser aplicada.

Parte II: El hombre como pentalfa y como árbol

El cuerpo humano ha sido relacionado en la antigüedad con el número cinco, en múltiples ocasiones. Tiene 5 extremidades (cabeza, 2 brazos y 2 piernas), cada mano tiene cinco dedos, cada pie tiene también 5 dedos.

  1. El cuerpo humano como pirámide

En la pirámide (con base cuadrangular) encontramos la combinación de los números básicos 3, 4 y 5. La base es cuadrangular, los lados son triangulares y el conjunto de todos los lados es 5.

Si desplegamos esta pirámide en una primera dimensión obtendremos algunas estructuras más analíticas. Así pues, tendremos el piramidón (la cúspide de la pirámide), el eje y las cuatro superficies triangulares. En resumen: 1 piramidón, 4 superficies de 3 lados. Estos números los encontramos también en el cuerpo humano en proporciones fractálicas – arborescentes.

Desde el punto de vista exotérico, en el cuerpo humano encontramos los números 1 (cabeza) y 4 (extremidades: 2 brazos y 2 pies). Este número (el 5) simboliza el Ser divino (la unidad) que coordina la personalidad (cuaternaria). Si observamos más analíticamente, veremos que cada una de las 4 extremidades tiene una estructura triple. Tanto los brazos como las piernas están constituidos básicamente por 3 partes cada uno. Y por su parte, la cabeza junto con el cuello conforma una dúada. Así pues, tenemos: 1 cabeza, 1 tronco, 2 brazos x 3 partes y 2 piernas x 3 partes. En total 15.

Si seguimos avanzando nuestras observaciones de manera arborescente y fractálica, podremos observar que los mismos números resultan también en la mano del hombre. De las palmas de las manos nacen 5 dedos. Aunque parecería no existir ninguna diferenciación, la verdad es que el pulgar es un dedo particular. Lo que permite que la mano humana pueda crear es el hecho de que no solamente tiene dedos sino que uno de ellos, el pulgar, es opuesto, osea que se puede colocar enfrente de los demás dedos y de esa manera puede agarrar y utilizar herramientas, hacer arte, etc. Esto nos lleva a diferenciar los dedos en 1 y 4, y de esa manera, tenemos la primera imagen muy general que ya teníamos del cuerpo humano (1 cabeza y 4 dedos).

Estudiando la mano más atentamente, a un nivel más analítico, vemos que el pulgar tiene el mismo papel que tiene la cabeza con relación al resto del cuerpo. Osea que, de la misma manera que la cabeza coordina el cuerpo, los 4 extremidades, así el pulgar coordina los otros cuatro dedos. El pulgar tiene 2 falanges (que equivalen al cuello y a la cabeza). Los demás dedos tienen 3 falanges cada uno. Por lo tanto, encontramos una vez más el mismo número, el 15, dado que tenemos 1 palma (que equivale al tronco del cuerpo), 2 falanges en el pulgar y 4 dedos x 3 falanges.

2. La pérdida de la unidad, del Todo a la Parte.

Podemos también constatar una pérdida de unidad según vamos avanzando en progresión descendente.

Si consideramos el cuerpo humano como un Todo, observaremos que descendiendo en proporción regresiva, se mantiene la similitud en la forma pero se pierde la unidad de coherencia.

Por ejemplo, el número cinco en el cuerpo humano (cabeza y 4 extremidades) es mucho más coherente y complementario, con un mayor grado de libertad, que el número cinco en la mano humana (pulgar y el resto de los 4 dedos) y el número cinco en la mano es más coherente y con mayor grado de libertad que el número cinco en los dedos de los pies.

El número cinco en el cuerpo humano tiene el mayor grado de libertad porque, aunque la cabeza tiene el papel fundamental de coordinador, sin embargo, las otras extremidades (2 brazos y 2 piernas) también pueden coordinarse entre ellas y colaborar. Eso no ocurre en el número cinco de los dedos de la mano. En este caso, únicamente el pulgar es capaz de unir los otros dedos. Y si seguimos descendiendo a los dedos de los pies, vemos que el pulgar pierde el grado de libertad que tiene en las manos. En los pies los cinco dedos son casi iguales. Aunque se mantiene el mismo número, el cinco de los dedos con sus subdivisiones, sin embargo se ha perdido totalmente su capacidad combinadora.

Diríamos que en el conjunto cuerpo humano el número cinco tiene una fuerza multiplicadora, dado que las partes pueden combinarse entre ellas. En los dedos de las manos comienza a perderse esta capacidad de multiplicación y aparece la propiedad de suma y en los dedos de los pies tenemos únicamente la propiedad de suma, porque ahí el número 5 es simplemente la suma de los dedos.

3. El 666, la estrella de seis puntas, la rueda y el número “Φ” de la Sección Áurea

El número 15 simboliza, en una dimensión, la complejidad de un cuerpo, el despliegue de un volumen. Pero hay otro elemento que nos puede ayudar a comprender por qué el número 15 es el número del hombre. El “lexaritmo” (la correspondencia entre letras y números) de la palabra “DEKAPENTAS” (que en griego significa “15”) nos da el número 666!!!

¿Es posible que Juan de Padmos en su “Apocalipsis” cuando dice que el número de la bestia (666) es un número humano se refiera al lexaritmo de “dekapentas”? ¿Quién sabe? Quizás…

Dentro de estas proporciones podemos encontrar relaciones con otras enseñanzas esotéricas.

Por ejemplo, en la relación de los dos brazos aparece la estrella de seis puntas. En esta relación, los dos brazos (cada una de las cuales está conformada por 3 partes) colaboran como dos triángulos (teniendo como elemento coordinador al intelecto) para conducir a la creación. El brazo derecho simboliza el triángulo con el vértice hacia arriba y el brazo izquierdo el triángulo con el vértice hacia abajo. También podemos decir que la misma estrella de seis puntas se conforma en la combinación de las 2 piernas (cada uno de los cuales está conformado básicamente por 3 partes) y que también se complementan, en la marcha. Cuando una pierna está parada y sostiene el cuerpo la otra está en movimiento. Esta complementación de las dos piernas en el sostener y el marchar, crea el acto de caminar.

Encontramos el símbolo de la Rueda en la relación del pulgar con los otros 4 dedos. De la misma manera que el símbolo de la Rueda tiene un centro que coordina y hace que los 4 ejes colaboren entre sí, así también el pulgar juega en la mano el papel del centro en la Rueda y tiene el papel de unificador y vínculo para los otros 4 dedos que, sin el pulgar, no son capaces de crear. La misma proporción se encuentra en la relación de la Rueda con el propio cuerpo humano, en donde la cabeza simboliza el Centro de la Rueda y en donde, también unifica, sintetiza y vincula las cuatro extremidades del cuerpo (los dos brazos y las dos piernas).

Otra importante proporción que aparece en la mano es la de la Sección Áurea.

El número “φ” de la sección áurea es un elemento básico en la geometría de la naturaleza. Además de estar presente en el ritmo de aumento de la población de animales, en la distribución de los brotes en los troncos de las plantas, en la distribución de las hojas o de los pétalos de las flores, tiene también una valiosa aplicación en la arquitectura del cuerpo humano. Tiene gran relación con las proporciones de las diversas partes del cuerpo humano y concretamente en la mano y en el rostro.

El doctor Stephen Marquardt dice que esta proporción, el número “φ” (1.618), es el número clave de la belleza humana. Subraya que el rostro humano bello tiene proporciones ideales que se basan en la sección áurea. Habiendo realizado estudios de representaciones antiguas y de estatuas de todo el mundo, pero también de las razas humanas actuales, llega a la conclusión de que, aunque muchas de las características de la idea de belleza no son iguales de una época a otra o de una raza a otra, sin embargo la armonía matemática a través del número “φ” es siempre indudable.

5. El hombre como árbol

El árbol es uno de los más viejos símbolos de la mitología universal. El cuerpo humano se compara con el árbol. Más allá de la estructura biológica arborescente (sistemas circulatorio, neuronal, respiratorio y el propio esqueleto) existen también otras proporciones más esotéricas. La estructura biológica interna del cuerpo humano se ha comparado en múltiples ocasiones, tanto en los textos antiguos de filosofía esotérica como en los actuales, con la imagen y el funcionamiento de un árbol.

Los “Textos Herméticos” dicen:

“De todas las categorías de seres, aquellos que tienen alma tienen raíces que llegan a ellos desde arriba hacia abajo. Y al contrario las categorías de seres que no tienen alma, extienden sus ramas, que comienzan desde una raíz que surge desde abajo hacia arriba” “TEXTOS HERMETICOS”, HERMES TRISMEGISTO, Asclepios, 6.

En el cuerpo humano, estas raíces se comparan con el sistema neuronal, de ramales y raíces, que surgen del cerebro humano.

En verdad, el cerebro humano es como si nutriese las raíces del sistema neuronal y la médula vertebral es como si fuese el tronco del cuerpo humano. De esta manera, el cuerpo humano, que tiene alma, se compara con el árbol invertido, que tiene las raíces en el Cielo y las ramas se dirigen hacia la tierra.

Max Heindel, en su obra “Concepto Rosacruz del Cosmos” nos da más informaciones útiles sobre la relación del cuerpo humano con el funcionamiento del árbol, así como sobre la relación entre el hombre y los demás reinos de la naturaleza.

“Las relaciones de las plantas, de los animales y de los hombres hacia las corrientes de vida en la atmósfera terrestre se representan simbólicamente con la cruz. El reino mineral no se representa porque, como ya hemos visto, no posee un cuerpo individual animado, y por lo tanto, no puede constituir vehículo de corrientes que pertenezcan a reinos superiores.  Platón, que era un Iniciado, frecuentemente daba a conocer verdades ocultas cuando decía que el Alma universal está crucificada. El vástago inferior de la cruz sugierela planta con la raíz en la tierra mineral química. Los espíritus grupales de las plantas se encuentran en el centro de la Tierra. Se encuentran (no lo olvidemos) en la zona del Pensamiento Concreto que penetra la Tierra, al igual que los demás mundos. De estos espíritus grupales fluyen corrientes hacia todas las direcciones de la superficie terrestre, que se manifiestan exteriormente a través de los troncos de cada flor o árbol.

El hombre es representado por el vástago superior de la cruz, es la planta invertida. La planta se alimenta a través de la raíz, el hombre a través de la cabeza. La planta extiende su sistema reproductor hacia el sol, el hombre, la planta invertida, lo da la vuelta hacia el centro de la Tierra. La planta se mantiene por las corrientes espirituales del espíritu grupal del centro de la Tierra, que penetran en la planta a través de la raíz. Más tarde se demostrará que la influenci superior espiritual llega al hombre desde el sol, el cual emite sus rayos hacia el hombre desde la cabeza hacia abajo. La planta respira el inerte anhídrido carbónico que el hombre exhala y exhala el oxígeno que utiliza el hombre.

El animal está simbolizado por el vástago horizontal de la cruz que se encuentra entre la planta y el hombre. Su columna vertebral se encuentra en posición horizontal y a través de ella pasan las corrientes del espíritu animal y grupal que envuelven la Tierra” MAX HEINDEL, Concepto Rosacruz del Cosmos, pág. 90.

III Parte: El Cuerpo Humano como Símbolo del Planeta

“Así es arriba como es abajo”, dice la antigua sentencia hermética. Para poder comprender la estructura interna del cuerpo es necesario conocer primeramente la estructura esotérica e invisible del planeta que nos alberga. Para ello consultaremos a la gran Teósofa H. P. Blavatsky.

Una vez hechas estas referencias, describiremos las proporciones fundamentales entre el cuerpo humano y la estructura esotérica de nuestro planeta.

1. La constitución esotérica de la Tierra

Una enseñanza que H.P. Blavatsky nos presenta en su obra “La Doctrina Secreta” puede ayudarnos a descubrir muchos de los misterios que se encuentran en los mitos y en las alegorías religiosas. Esta enseñanza presenta la constitución esotérica de la Tierra y la evolución de la Mónada-Espíritu a través de de sus diversos mundos internos.

De acuerdo a la Doctrina Secreta cada sistema solar tiene 7 planetas por medio de los cuales se activa y evoluciona cada uno de los 7 Principios del ser. Cada uno de esos planetas se denomina “Cadena”. Se da esta denominación porque cada planeta tiene también a su vez sub-partes.

Primeramente cada planeta tiene 4 Campos de fuerza o Niveles de vibración en su personalidad, al igual que el hombre. Estos 4 Campos o Niveles se llaman también Esferas. Estos Niveles, como nos aclara Platón en el Timeo, expresan los 4 Elementos, divididos en dos grandes grupos. El primer grupo incluye los Elementos de Fuego, de Aire y de Agua. El segundo grupo tiene solamente un elemento, el Nivel de Tierra. Estos Campos o Niveles rodean a la tierra en dimensiones superiores. El Nivel de Fuego es el más externo y constituye el principio mental de la Tierra. Inmediatamente debajo se encuentra el Nivel de Aire que constituye la parte psíquica de la Tierra. Inmediatamente debajo está el Nivel de Agua que constituye el principio de Acción y Energía (Prana) de la Tierra. Y finalmente, el último Nivel es el cuerpo físico de la Tierra, eso que nosotros denominamos Tierra porque únicamente esto podemos percibir por medio de los sentidos físicos. En este Nivel encontramos los 4 Elementos como una reproducción de los 4 Campos o Niveles (Fuego, Aire, Agua y Tierra) en un plano inferior.

Ahora bien, en cada una de los 3 Niveles superiores (Fuego, Aire y Agua) existen dos planetas-Tierra internos que se denominan también “Globos”. El cuerpo físico de la Tierra, el Nivel de Tierra está constituido por un solo “Globo”. Así pues, existen en total 3 Niveles y 7 Globos o, de acuerdo a otra clasificación, 4 Niveles y 6 Globos. Más exactamente podemos decir que existen 3 Niveles (Fuego, Aire, Agua), 6 Globos (2 en el Nivel de Fuego, 2 en el Nivel de Aire, 2 en el Nivel de Agua) y 1 Nivel-Globo (el cuerpo físico de la Tierra).

En el momento actual la humanidad, como Oleada de Vida, se encuentra en el 4º Globo (que es a la vez Nivel o Campo), en el cuerpo físico de la Tierra.

Esta enseñanza, aunque parece complicada, tiene sin embargo muchas aplicaciones en la teología Mística, en la Mitología e incluso en la Geometría sagrada del cuerpo humano.

Más adelante veremos algunas de sus importantes aplicaciones, en la clave matemática y geométrica.

2. La Cabeza como Símbolo de la Constitución Septenaria del Planeta

En éste que es el lugar más sagrado del cuerpo humano, la imagen del Cielo, de acuerdo a Platón, en la cabeza, podemos percibir una equivalencia seria entre las enseñanzas de las 7 “Tierras-Globos” y de la Geometría Sagrada que rige la evolución humana.

En la cabeza vemos claramente 7 orificios (dos ojos, dos oídos, dos cavidades nasales y una boca). La primera similitud con el esquema mistérico de “La Doctrina Secreta” se percibe de forma inmediata. También aquí tenemos tres dúadas y un centro. Sin embargo la equivalencia va más allá.

Los dos planos superiores, las dos “Tierras-Globos” superiores, pertenecen al Nivel de Fuego. Lo mismo ocurre con el par de orificios superiores de la cabeza humana, los ojos, que son instrumentos y receptores de fuego. Los ojos reciben la luz del Sol y perciben las imágenes de los seres y del medio ambiente.

Las dos “Tierras-Globos” inmediatamente inferiores pertenecen al Nivel de Aire. Lo mismo ocurre con el par de orificios de la cabeza humana que se encuentran debajo de los ojos, o sea los oídos. Los oídos reciben las ondas del aire y lo traducen en sonido.

Las dos “Tierras-Globos” inferiores pertenecen al Nivel de Agua. Lo mismo ocurre con las dos cavidades nasales. Las cavidades nasales “convierten en líquido” los elementos químicos y los transforman en olfato. La profunda relación que existe entre el olfato y el elemento líquido es patente en los casos en que el olfato es destruido por la falta de humedad.

Finalmente, el elemento central, el orificio de la cabeza humana que se relaciona íntimamente con la “Tierra-Globo” central y con el elemento Tierra, es lógico y consecuente que sea la boca. La boca es el receptáculo de la Tierra, o sea, del alimento.

Este septenario de la cabeza tiene una extraordinaria similitud con el septenario de la constitución esotérica de nuestro Planeta. Es una oportunidad espléndida para descubrir la conexión que existe entre todas las cosas, de acuerdo al principio fractálico de la auto-homeotética.

Pero la relación entre la constitución Septenaria de nuestro planeta y la Geometría y Biología Sagrada del cuerpo humano, no se detiene aquí. Se prolonga a todo el cuerpo humano. Veamos cómo.

3. Los órganos internos en el cuerpo humano como símbolo de la Constitución Septenaria del Planeta

Si observamos el cuerpo humano con sus órganos internos, también ahí percibiremos fácilmente una constitución septenaria. Tres órganos dobles que tienen como eje de simetría a la columna vertebral y un único órgano-sistema en la base de la columna vertebral. Por si todavía no os habéis imaginado cuáles son estos órganos, citémoslos y encontremos las relaciones con la constitución de la Tierra.

En la cabeza tenemos un sistema doble, el cerebro con sus dos hemisferios. Los dos hemisferios del cerebro están relacionados con las dos “Tierras-Globos” del Nivel o Campo de Fuego. Realmente, los hemisferios del cerebro son el centro ígneo de nuestro sistema neuronal. La naturaleza electroquímica de la transmisión de las impresiones y de las sensaciones demuestra la estrecha relación con el elemento de Fuego.

El sistema interno doble inmediatamente inferior en el cuerpo humano es el respiratorio, con los dos pulmones. La relación de este sistema con el Nivel o Campo de Aire es más que evidente, así como la relación de los dos pulmones con las dos “Tierras-Globos” del Nivel de Aire.

El siguiente sistema interno doble en el cuerpo humano es el renal, con los dos riñones. Los riñones depuran los líquidos del organismo y de esta manera, tienen relación directa con las dos “Tierras-Globos” del Nivel o Campo de Agua de nuestro planeta.

Finalmente, el sistema reproductor es el equivalente al Nivel o Campo de Tierra (y también a la “Tierra-Globo”) en la constitución esotérica de nuestro planeta. El sistema reproductor se relaciona con el elemento de Tierra porque es el responsable de la reproducción de los cuerpos humanos. Es el órgano físico para la creación de otros cuerpos terrestres.

Estos dos septenarios en el cuerpo humano nos provocan a su vez otras asociaciones de ideas interesantes.

4. Otras analogías y relaciones interesantes

La relación existente entre los dos septenarios del cuerpo humano y la constitución septenaria del planeta, tiene también otras interpretaciones secundarias.

El elemento de Tierra, que se relaciona con el cuerpo físico de nuestro planeta, con el Nivel o Campo de Tierra y con la 4ª “Tierra-Globo” central, tiene relaciones y afinidades simbólicas con la boca (en cuanto al septenario de los orificios de la cabeza) y con el sistema reproductor (en cuanto a los sistemas biológicos internos del cuerpo).

Pero el septenario de la cabeza es más completo que el septenario de los sistemas internos. ¿Cómo  podemos comprenderlo? Existe una diferencia importante. El funcionamiento de la boca como elemento de Tierra es más completo que el sistema reproductor porque es más autónomo. Es más completo porque en la boca de cada persona, tanto si es hombre como si es mujer, el principio masculino y el femenino coexisten y los dos unidos son capaces de crear a través del proceso de la expresión hablada.

El principio femenino está representado por la cavidad bucal y el principio masculino por la lengua. Estas dos partes de la boca, unidas, crean (elemento de Tierra) los sonidos y la palabra. Todas los hombres se encuentran en una fase evolutiva tal que pueden generar palabras, revestir sus conceptos con formas lécticas. Y para ello son ayudados por los principios masculino y femenino a través de la lengua y de la cavidad bucal.

Sin embargo, esto no ocurre en el caso del otro elemento de Tierra, en el septenario de los sistemas internos del cuerpo, en el sistema reproductor. Aquí la persona no es autónoma. El aparato genital masculino (que se puede comparar con la lengua) y el aparato genital femenino (que se puede comparar con la cavidad bucal) no coexisten en cada persona. Para que el sistema reproductor pueda crear un nuevo cuerpo son necesarios los dos principios, que se encuentran en dos cuerpos diferentes, y de esa manera se anula la autonomía.

Podríamos decir que mientras que la expresión hablada es autónoma, hermafrodita, masculina y femenina, el otro elemento de Tierra, el sistema reproductor, está dividido en masculino y femenino.

Teniendo en cuenta esta conclusión, podemos ver bajo un nuevo prisma las enseñanzas de las corrientes pránico-energéticas que manejan los 7 chakras, de acuerdo al sistema Yoga. En el sistema Yoga se señala que el chakra que se encuentra en la base de la columna vertebral tiene una relación muy especial con el chakra de la garganta, que maneja la energía del verbo creador a través de la palabra. Se dice que la energía Kundalini que “duerme” en el chakra de la base de la columna vertebral, asciende a través de los chakras y que en el chakra de la garganta se convierte en verbo creador.

Incluso la psicología materialista y bastante problemática de Freud, señala que la energía sexual (la libido) se convierte en el hombre en energía artística creadora, en donde la expresión hablada es la característica humana por excelencia.

IV Parte: La Palabra y la Geometría Esotérica

Ya hemos presentado el tema de la constitución septenaria en la cabeza, que se considera el lugar más sagrado del hombre, la imagen del Cielo. Hemos referido que la boca tiene dos principios, el masculino con la lengua y el femenino con la cavidad bucal. Estos dos principios funcionan unidos y crean la palabra, convirtiendo al hombre en un creador consciente en el plano mental.

Una extensión de esta dualidad complementaria es también la división de sonidos en vocales y consonantes. Las vocales son más bien una creación propia de la cavidad bucal (principio femenino) mientras que las consonantes son producidas normalmente con la intervención de la lengua (principio masculino). Naturalmente, existen sonidos mixtos que, aunque son producidos únicamente por la cavidad bucal, sin embargo se consideran consonantes, como los labiales “p, v, f, b” y el nasal “m”. Estos sonidos pueden ser considerados como “neutros”, como consonantes sin género o “sin sexo” y también como “hermafroditas”.

Para la creación de estos sonidos es necesario una suerte de adaptación geométrica de la lengua dentro de la cavidad bucal. Esta transformación geométrica que crea los diversos sonidos es universal y, por lo tanto, se encuentra mucho más cerca de la verdad general que los diversos lenguajes humanos, por ejemplo.

Aunque esto es un tema muy amplio, presentaremos aquí una pequeña introducción con algunos interesantes pensamientos.

Debemos también aclarar que los ejemplos de palabras concretas y su correspondencia con las letras que componen dichas palabras, es válido para el idioma griego y en ocasiones no existe equivalencia en el español.

Las consonantes dentales y el Dios-Creador

Si observamos con atención el momento en el que pronunciamos las consonantes dentales (t, d, z), veremos que la lengua crea el diámetro de un círculo que es la cavidad bucal. De alguna manera, configura el símbolo de la unidad primaria (el diámetro en el círculo). En el simbolismo esotérico, a partir del círculo primordial con el punto en el centro, el primer acto de creación es la aparición del diámetro dentro del círculo con la consecuente separación del círculo (o la esfera) en dos partes, masculino-femenino, cielo-tierra, término-infinito, Yin-Yang, etc.

Este diámetro, con una forma sinuosa (más preferida en Oriente) es el que se ve en el símbolo del Yin-Yang como línea separadora entre estos dos principios. La misma línea (en la dimensión vertical) es la que aparece en el Fanes órfico, el cual rompe el Huevo del Mundo y a la vez une y separa el Cielo y la Tierra. El mismo diámetro se encuentra en Egipto con el falo de Geb (la Tierra) que fecunda a Nuth (el Cielo) y deja lugar a Shu (el Aire). H.P. Blayatsky dice que el primer diámetro divide el círculo en 3 y 7. Igualmente, utilizando una equivalencia esotérica, la Serpiente del Génesis que rodea el árbol trae la discordia entre Adam y Eva y separa el principio masculino del femenino.

De la misma manera, las consonantes dentales producen este esquema y podríamos suponer que en la lingüística esotérica se utilizarían con esta significación. ¿No existen acaso algunas palabras que lo muestran? Las palabras Dharma, Tao, Deva, Dios, Teos y Demiurgo, entre otras, nos hacen considerar seriamente la naturaleza de estos conceptos. Más allá del estudio filosófico e histórico de estas palabras, el parámetro de la relación esotérica entre las palabras y la geometría de la boca pueda ser quizás un instrumento de interpretación de estos conceptos.

Las consonantes dentales muestran, teniendo también en cuenta el contenido filosófico de las palabras correspondientes que ya referimos, el carácter creador de la Divinidad, la Dualidad Complementaria que genera los fenómenos naturales.

Las consonantes labiales

Las consonantes labiales son las siguientes: p, v, b, f. La Geometría de estas consonantes presenta, al ser pronunciadas, el concepto de Círculo-Esfera y del sonido que surge a través de este Círculo (sobre todo las consonantes v y f). En estos casos la lengua casi no tiene ningún papel. Entre las palabras de vieja significación filosófica que utilizan la fuerza de estas consonantes, tenemos: Fanis, Buddhi, Buda, Baal y también en griego Φως (Luz), Φύση (Naturaleza), Οφις (Serpiente) y Σοφία (Sabiduría). La utilización de las consonantes labiales adquiere importancia cuando se asocian a otras letras, sobre todo a las “líquidas” y a las “silbantes”, como veremos a continuación.

Las consonantes líquidas

Las consonantes líquidas son la r y la l. Estas consonantes son muy importantes. Para pronunciarlas es necesario que coloquemos la lengua casi perpendicular al paladar. Son las consonantes por excelencia en las que la lengua tiene un papel importante y por esa razón se utilizan para aplicarlas a conceptos masculinos, como por ejemplo, Osiris, Horus, Ra, Helios, Surya, Ares, Thor y en griego Ροή (corriente), Αρρεν (masculino).

Las consonantes velares

Las consonantes velares son: k, g, j. Estas consonantes se crean cerrando y controlando la corriente del sonido que sale de la laringe. Diríamos que son los sonidos primordiales, los precursores espontáneos de todas las demás sonidos de las consonantes. En este caso, la cavidad bucal y aun la lengua tienen una importancia ínfima en la generación de estas consonantes. La palabra “Eco” (de ήχος = sonido) es una muestra de la relación de estas consonantes con la generación primordial del sonido. Para la generación de estos sonidos es importante la utilización de la úvula o campanilla, esa parte de la garganta que tiene un papel fundamental en la ingestión y también en la producción de sonidos. Para generar estos sonidos la úvula baja y toca la parte inferior de la boca y así, el sonido que sale de la laringe es puro y claro, como si fuese una vocal. De alguna manera se crea el esquema “X” con la úvula.

El sonido “J” es el sonido más simple que se pronuncia cuando la corriente de aire pasa con fuerza a través de la boca. Es la primera consonante que se genera, dado que es el primer intento de interferencia de un órgano bucal para modular el sonido puro de las consonantes. Por el contrario, diríamos que la última consonante es la “M”, la cual cierra el proceso. Otra letra que se parece a la “J” es la “G” que muestra lo mismo que la “J” pero con un mayor esfuerzo de la úvula. Entre las palabras que nos muestran esta utilización de consonantes están: Génesis, Caos, Cosmos y también en griego Γη (Tierra), Κύκλος (Círculo) yΓωνία (Angulo).

Las consonantes nasales

Las consonantes nasales son la m y la n. Podemos decir que son las consonantes que necesitan, además de la boca, otro órgano sensitivo que es la nariz. Son el fin de las consonantes y quizás nos atreviésemos a decir que son algo así como vocales que sencillamente, en vez de ser pronunciadas por la boca, se pronuncian por la nariz (en especial la letra “M”). Son muy importantes en su utilización, tanto en el lenguaje en general como en palabras concretas con un notable contenido conceptual, tal y como lo vemos en la palabra Humano, Manas (Mente superior en sánscrito), Aum (el sonido sagrado que expresa el sonido del universo, en sánscrito), Mente, Oν (Ser) y otras. Como ya dijimos con anterioridad, podemos considerar a estas consonantes como “neutras”, contrariamente a las consonantes masculinas y a las consonantes femeninas. Un elemento significativo en relación a esta conclusión, es que en la lengua griega (y también en muchas ocasiones en la sánscrita) el género neutro se expresa con la terminación “on”.

Las consonantes silbantes

Las consonantes silbantes con la s y la z (con sonido inglés). Estas consonantes se generan controlando el sonido con la lengua en el paladar y produciendo una intensa corriente de sonido. De esta manera se produce un sonido “de serpiente” (como se ve incluso en la forma de estas dos letras). La lengua crea un “canal” dentro de la boca que conduce a un pequeño orificio por el que sale el aire.

EPILOGO

Es extraordinario ver cómo se desarrolla ante nuestro intelecto esta impresionante idea de la interrelación de todas las cosas. Poder observar la Ley de la Homeotética como un Principio que establece el orden y la organización en el Todo. Es profundamente iluminativo el hecho de poder apreciar que somos hijos de la Naturaleza, y que esa misma Naturaleza es la que nos da el cuerpo, ofreciéndonos la misma estructura con la que ella conforma sus cuerpos.

Esperamos haber podido mostrar, a través de este trabajo, la existencia de la Ley de la  Homeotética y haber motivado para que cada uno pueda confirmar la sabiduría que se esconde en la frase de Hermes Trismegisto:

«ΕΝ ΤΟ ΠΑΝ»

“TODO ES UNO”

Procedencia de las fotos: https://pixabay.com
Platón, escultura de Irene Melfi Svetko. 2013 en homenaje a los 2400 años de la fundación de La Academia.

BIBLIOGRAFÍA

Hermes Trismegisto, “Textos Herméticos”. Editorial Tetraktys

Plotino, “El Gran Libro de las Eneadas”. Editoril Dodona

Platón, “Leyes”. Editorial Zacharopoulos

Max Heindel, “Concepto Rosacruz del Cosmos”, Editorial Jamblico

H. P. Blavastky, “La Doctrina Secreta”, Editorial Pneumatikos Helios.