Aspectos de Hermes en la Mitología Mexica

Jorge Hernán Valencia

Las culturas de Mesoamérica son ricas en dioses y simbología. De éstas, la Mexica o Azteca es la que tenemos mejor documentada al momento de la llegada de los españoles. Revisaremos algunos dioses de esta cultura que tienen paralelos con el dios Hermes en  los siguientes aspectos:

  • Amigo de los hombres; inventor de dones y técnicas, especialmente la experiencia ritual.
  • El mediador del espacio humano: pone en circulación los bienes y guia los desplazamientos.
  • Mediador entre la vida y la muerte: protector de los muertos y guardián de las puertas de lo visible e invisible.
  • El desorden regulado, el ingenioso ladrón y burlón que desvela el conocimiento y trastoca.

Antecedentes históricos

La civilización mesoamericana, en la que está incluida la cultura Mexica, es una red compleja de diferentes culturas interrelacionadas, la cual muchos historiadores y arqueólogos han convenido en dividirla en 3 periodos[1]:

  • Periodo Preclásico (2000 a.c.–200 d.c.): Desarrollo de la civilización Olmeca, arquitectura ceremonial. Florecimiento de los Zapotecas en Oaxaca, inicio de la civilización Teotihuacana y la cultura Maya.
  • Periodo Clásico (200 d.c.–1000 d.c. ) – Ciudades independientes como Tula, Teotihuacán y las ciudades estado de Monte Albán en el valle de Oaxaca y en la región Maya como Tikal, Calakmul, Copán, Palenque, etc.
  • Periodo Posclásico (900 d.c.-1521 d.c.) – Dominio de los Toltecas por un tiempo, Florecimiento del imperio Azteca, y resurgimiento maya en Yucatán.

Nos enfocaremos en la cultura de los Mexicas, también llamados Aztecas, que en el momento de la llegada de los españoles, eran el estado más rico y poderoso de la región.

De acuerdo a Jacques Soustelle[2]: “En la época en que los españoles llegaron a México, el Estado azteca propiamente dicho y las ciudades confederadas eran gobernados por unos monarcas, el más poderoso de los cuales era el de México-Tenochtitlán. Lo que nosotros llamamos, con mayor o menor exactitud, el «imperio» azteca se había constituido recientemente, en menos de un siglo, surgiendo, gracias a la guerra y la diplomacia, de una situación confusa en que todo el centro del país estaba dividido en numerosos pequeños estados independientes, a la manera de ciudades griegas antiguas. Cada uno de esos Estados presentaba la misma estructura de gobierno, un monarca, ayudado por uno o varios dignatarios investidos con funciones militares y administrativas.

El conocimiento de los aztecas nos llega por un gran número de documentos, divididos en cinco categorías[3]

  • Primera relaciones escritas por los conquistadores: como las Cartas de relación enviadas por Hernán Cortés a Carlos V y La Historia verdadera de la conquista de Nueva España de Bernal Díaz.
  • Primeras relaciones de los misioneros católicos: como las de Bernardino de Sahagún y Fray Toribio de Benevent.
  • Libros sagrados aztecas: conocidos con el nombre de códices, la mayoría destruidos, pero de los que sobrevivieron algunos como: Códice Borbónico, Códice Borgia, Códice Fejérváry-Mayer y el Códice Cospi.
  • Libros escritos por cronistas aztecas: aunque la mayoría anónimos, tenemos Los Anales de Cuahtitlán o La Historia de los Mexicanos por sus pinturas.
  • Materiales arqueológicos: desde estatuas de divinidades, bajorrelieves, vasos de arcilla y máscaras.

Después de este contexto, revisemos cada uno de los aspectos de Hermes.

Quetzalcoatl, el amigo de los hombres y los dioses

El dios Hermes, es identificado como un dios inventor de diversas artes, amigo de los hombres y el primero en encender el fuego sacrificial. En la mitología azteca, este aspecto le corresponde al dios Quetzalcóatl, “la serpiente emplumada”.

La tradición describe inicialmente al dios Quetzalcóatl como un rey de origen tolteca, llamado Ce Acatl Topiltzin, que reinaba en la ciudad de Tula. Una ciudad de edificios llenos de metales preciosos, conchas resplandecientes y plumas multicolores. Este dios es considerado el inventor de la cuenta del tiempo, los jeroglíficos y las artes que embellecen la vida. Y lo enseñó a los Toltecas haciendo de ésta la edad de oro de la civilización en el reino de Tula: “Los toltecas, sus vasallos eran muy diestros. Cincelaban el jade y fundían el oro. Todas las artes y toda la sabiduría provenían de Quetzalcóatl”[4]

Pero toda edad de oro tiene su final. Quetzalcóatl  es vencido por hechiceros (representados por el dios Huitzilopochtli), y negándose a hacer sacrificios humanos, abandona llorando a su pueblo y comienza su largo exilio. En algunas tradiciones, Quetzalcóatl llega a la orilla de las aguas celestes del mar y toma una balsa en forma de serpientes en dirección Este, al país rojo de Tlapallan. En otras, como en los anales de Cuauhtitlan[5] mencionan que él se prende fuego y se quema al borde del océano.

“Al acabarse sus cenizas, al momento vieron encum­brarse el corazón de Quetzalcoatl. Según sabían, fué al cielo y entró en el cie­lo. Decían los viejos que se convirtió en la estrella que al alba sale; así como dicen que apareció, cuando murió Quetzalcóatl, a quien por eso nombraban el Señor del alba (Tlahuizcalpantecuhtli). Decían que, cuando él murió, sólo cua­tro días no apareció, porque entonces fué a morar entre los muertos; y que también en cuatro días se proveyó de flechas; por lo cual a los ocho días apareció la gran estrella (el lucero), que llamaban Quetzalcoatl. Y añadían que entonces se entroniza como Señor.”

Es en este momento del mito, en que el Quetzacoatl civilizador, que le enseña a los hombres, adquiere un aspecto adicional, con la experiencia ritual y el sacrificio por medio de su propia muerte.

En el momento de la conquista española, en la gran pirámide existían dos santuarios iguales dedicados a los principales dioses: Hutzilopochtli[6] y Tlaloc[7]. Cada dios tenía su correspondiente sacerdote que encabezaba su culto, y ambos sacerdotes tenían un título común: “las serpientes emplumadas” o “Sucesores de Quetzalcóatl”.

Esta relación con el dios Quetzalcóatl, desterrado del panteón principal, aún está presente como modelo de perfección, de sabiduría religiosa y como patrón de los sacerdotes educados en la casa de Calmecác (escuela para los nobles) o la casa de Telpochcalli (escuela para los plebeyos). Lo menciona Bernardino de Sahagún, cuando relata la elección de los sacerdotes: “en la elección no hacia caso del linaje, sino de las costumbres y ejercicios, y doctrinas y buena vida… el que era virtuoso, humilde y pacífico, considerado y cuerdo,… amoroso, y misericordioso, compasivo y amigo de todos, y devoto y temeroso de dios…. se llamaban quequetzalcoa, que quiere decir sucesores de Quetzalcóatl.[8]

Hay un aspecto de Quetzacoatl representado por Ehécatl, el dios del viento “que barre los caminos frente a los dioses de la lluvia”. En los mitos de la creación del quinto sol, se menciona que el sol y la luna estaban quietos y que Ehécatl sopla sobre ellos y los pone en movimiento. En algunos mitos también está relacionado con la música, como el mensajero de Tezcatlipoca que trae la música a los humanos[9]:

“El dios Tezcatlipoca, Espejo humeante, llamó a Ehécatl, Dios del viento y le dijo: Vete a la Casa del Sol, el cual tiene mucha gente con sus instrumentos como los de las trompetas con que le sirven y cantan. Y una vez llegado a la orilla del agua, llamarás a mis criados… y les dirás que hagan un puente para que tú puedas pasar, para traerme de la Casa del Sol a los que tocan con sus instrumentos. Y esto dicho, Tezcatlipoca se fue sin ser más visto. Entonces Ehécatl, Dios del viento, se acercó a la orilla del mar y llamó por sus nombres a los criados de Tezcatlipoca. Ellos vinieron luego e hicieron un puente por el que pasó...”

Posteriormente retomaremos a Tezcatlipoca, la música y otros aspectos de Ehécatl como viento nocturno para ser comparados con los aspectos de Hermes.

Dioses de los viajeros y comerciantes

Conocemos la importancia de Hermes como mediador, que conecta entre las fronteras y pone en circulación los bienes por medio del comercio, por eso era tan importantes las hermas en los cruces de caminos que delimitaban y protegían a los viajeros del peligro.

No se conoce mucho de Yacatecuhtli, el “Señor que Camina a la Vanguardia”, era especialmente el dios de los viajeros para los Pochtecas. Estos últimos conformaban un grupo de comerciantes/espías que contaban con la protección de los mexicas y por eso fue asimilado como el dios del comercio en general. 

También eran importantes algunos de sus hermanos, los dioses de los caminos:

  • Tlacotzontli : dios protector del camino nocturno.
  • Zacatzontli: dios protector del camino diurno.

Ahora, conozcamos el contexto comercial del imperio azteca para entender la importancia de estos dioses.

Los aztecas no sólo había logrado dominar la región del valle de México, sino que había extendido su ámbito de influencia por medio de los tributos a pueblos vencidos en la zonas limítrofes, esto les permitía extenderse aún más y establecer relaciones comerciales en zonas muy lejanas.  El imperio estaba dividido en 38 provincias en el tiempo de la conquista española, y por medio de oficiales administrativos se recaudaban los tributos de diferentes tipos: ingresos en bienes, servicios y destacamentos de trabajo para obras públicas, impuestos y en ocasiones contribuciones excepcionales para eventos como la construcción de un templo o la instalación de un nuevo dirigente [10].

En los mercados no se utilizaba moneda, sino el trueque y todo se vendía por cuenta y medida de acuerdo a la calidad de los bienes, aunque los granos de cacao servían como una forma de moneda para comprar casi cualquier bien. Todo estaba tan bien regulado y organizado como lo describe Cortés en el mercado de México:[11]

“Precisemos que una ley obligaba a los campesinos, a los artesanos, a los pequeños mercaderes, a realizar sus compras y sus ventas precisamente en el mercado. Transgredirla, atraía la cólera del dios del mismo y, sin duda, las sanciones del tribunal de los comerciantes, cuyos miembros residían allá permanentemente y se dedicaban, por otro lado, a combatir el fraude.”

« … tiene otra plaza tan grande como dos veces la ciudad de Salamanca, toda cercada de portales alrededor, donde hay cotidianamente arriba de sesenta mil ánimas comprando y vendiendo. donde hay todos los géneros de mercadurías, que en todas las tierras se hallan …cada género de mercaduría se vende en su calle sin que entremetan otra mercaduría ninguna y en esto tienen mucho orden …«

Podemos ver dos espacios de intercambio interrelacionados: El intercambio local, correspondiente a los mercados de las ciudades, regulado en los tribunales por sus funcionarios y sin duda los sacerdotes de Yacatecuhtli. Pero también el intercambio entre provincias y otros pueblos, que requerían caravanas donde los mercaderes transportaban sus bienes, usando a los tamemes, personas cargadoras (dado que no existían animales de carga) y guerreros para protegerlos. También era usual que se desplazaran junto a ellos los diplomáticos y espías.

Aunque no conozcamos mucho de estos dioses del comercio y los caminos, la importancia que le daba el pueblo mexica eran evidentes por los rituales de sacrificio humano que también le hacían a estos dioses.

Xolotl, dios de los gemelos y el que guía al más allá

Hermes como mensajero de los dioses, posee un rol psico-pompo, es decir, es quien guía y protege a los muertos en el paso al más allá, también está relacionado con los gemelos Castor y Polux. Dentro de la religión Mexica, el dios Xolotl tenía esta misma función psico-pompa y era considerado un dios gemelo.

Xolotl es relacionado con todo lo doble: como la doble mata de maíz y el mortero, de doble extremo (texólotl), la razón de esto es que Xólotl es el hermano gemelo de Quetzalcoatl, su complemento. Ambos son Tlahuizcalpantecuhtli (el planeta Venus): Quetzalcóatl, la estrella de la mañana, y Xólotl, la vespertina, que se dirige hacia el inframundo y cuya función es transportar al Sol y acompañarlo en su recorrido cotidiano por el reino de la muerte. Y como el Sol vuelve a nacer, luego es transportado por su gemelo Quetzalcóatl, quien tiene la tarea de llevar al Sol de nuevo al cielo.

Las semejanzas con Hermes también pueden ser evidentes en la relación de la armonia de los contrarios y el juego. Como menciona Del la Garza acerca de Xólotl[12]“También por su dualidad es el patrono del decimoséptimo signo de los días, ollin, movimiento, formado por dos bandas entrelazadas que simbolizan la armonía de contrarios que produce el movimiento. Y por el mismo sentido de contrarios que se enfrentan, es deidad del juego de pelota, que significó la lucha de los astros en el cielo nocturno, que es también la lucha de las fuerzas sagradas opuestas: Sol, día, luz, vida, masculino, contra Luna, estrellas, noche, oscuridad, muerte, femenino. En la fiesta de atamalcualiztli se cantaba la siguiente estrofa: Juega a la pelota Xólotl, en el mágico campo juega Xólotl a la pelota. ”

Antes de conocer el rol de Xolotl como guía de las almas, es importante entender el concepto de vida y muerte de los mexicas que era muy diferente a la contemporánea. La vida humana no era vista más que pequeña en comparación con la inmensidad de los dioses y los ciclos del tiempo, la muerte no era vista como un castigo o algo para temer, podía ser incluso esperada como en los rituales de sacrificios humanos que eran usuales. Existían varias tierras de los muertos  siendo las principales[13]:

  • Mictlan: para los que morían de muerte natural o enfermedades generales, este era el inframundo como se conoce en muchas culturas. Un lugar extenso y complejo que requiere viajar durante 4 años por 9 regiones para encontrarse con el dios y la diosa de la muerte.
  • Tlalocan: Acudían las almas de los muertos fulminados por un rayo, ahogados, o por algún tipo de muerte relacionada con el agua. Es un paraíso regido por el dios Tláloc, un lugar placentero lleno de árboles frutales y plantaciones que hacían la vida feliz.
  • Tonatiuhichan: la casa del sol, a este lugar se creía que llegaban las almas de los guerreros muertos en combate o en sacrificio, o las mujeres muertas en el primer parto (Cihuateteto).
  • Otras: como Cincalco, el lugar de donde llegaban las almas de los niños pequeños y Xochitlapan, lugar de los niños muertos en la cuna.

En algunos códices, Xólotl es simbolizado como un perro, dado que estos eran considerados los encargados de transportar al espíritu del muerto hasta el inframundo. 

“El perro es un ser nocturno que conoce los caminos en la oscuridad y puede ver los espíritus, Desde la época prehispánica hasta hoy, los mayas y los nahuas creen que los perros ven muy bien de noche a las almas que salen de los cuerpos cuando éstos duermen, por eso aúllan… Los nahuas creían que al llegar al gran río del inframundo, el espíritu encontraba a su perro y montaba sobre su lomo para atravesarlo. » [14]
Pero adicionalmente Xolotl no solo es un guía al mundo de los muertos, su capacidad de desplazarse entre mundos, hace que tenga un papel importante dentro de los mitos.  Xolotl así como Quetzacoatl, se encuentra en dos mitos importantes del ciclo de los origenes: La búsqueda de los huesos de la humanidad en el Mictlan y el sacrificio de los dioses para que se moviera el sol.

Usualmente en el primer mito se menciona que es Quetzalcóatl quien desciende a Mictlan en busca de los huesos de los hombres, ayudado por su nahual.[15] Aunque no se menciona a Xolotl en esta primera versión, el nahual que es justamente el animal tutelar doble del dios y que para los seres humanos usualmente era un perro, podría ser el mismo Xólotl. Como contraste a este primer mito, Roberto Moreno[16],  presenta otra versión (posiblemente más antigua), donde es Xólotl quien realiza esta acción:

“entraron en consulta, y acordaron que uno de ellos, que se decía Xólotl, fuere al infierno por el hueso y ceniza, avisándole que por cuanto el dicho MictIan Tecutli. capitán del infierno, era doblado y caviloso, mirase no se arrepintiese después de dado lo que se le pedía. Por lo cual le convenía dar luego a huir con ello, sin aguardar más razones. Hízolo Xólotl de la misma manera que se le encomendó, que fue al infierno y alcanzó del capitán Mictlan Tecutli el hueso y ceniza que sus hermanos pretendían haber, y recibido en sus manos, luego, dio con ello a huir…”

Y relacionado con el segundo mito, en el momento en que los dioses intentan mover el sol, no son Nanahuatzin y Tecuciztécatl quienes realizan el sacrificio, sino el mismo Xólotl:

“Viendo esto los otros dioses desmayaron, pareciéndoles que no podrían prevalecer contra el sol: y como desesperados, acordaron de matarse y sacrificarse todos por el pecho; y el ministro de este sacrificio fue Xólotl, que abriéndolos por el pecho con un navajón los mató, y después se mató a sí mismo”.

En el análisis y comparativo de las representaciones de los códices Borgia y Vaticano, Spranz hace la siguiente observación sobre Nanahuatzin y Xolotl [17]:

“El dios sifilítico Nanahuatzin arriesga el salto al fuego para después de permanecer en el cielo como el sol.. Este Nanahuatzin es idéntico con la deidad-Macuilli que, correspondiendo al Xólotl del Vaticano, está representada en el Borgia como regente del decimoséptimo signo de los días”.

Con estas últimas representaciones, podemos observar que Xolotl no es solo el gemelo complementario de Quetzalcóatl, sino que en algunos momentos, estos eran el mismo dios o tenían roles intercambiables.

Tezcatlipoca y Huehuecóyotl: El desorden regulado

La astucia, el engaño, el robo y el ingenio son también asociados al dios Hermes, pero como medios para reconstruir el conocimiento velado. Además en ocasiones también mencionado como padre de la diosa de la fortuna (Tique).

Dentro de la cultura mexica, uno de los dioses principales es Tezcatlipoca (también llamado Tezcatlipoca negro, el dios del espejo humeante), que lo consideran antagónico de Quetzalcóatl (llamado Tezcatlipoca  blanco).  Quetzalcoatl es un dios iniciador y Tezcatlipoca un dios de la destrucción de los ciclos, pero también de lo invisible y de la oscuridad, que pone a prueba la mente de los hombres frente a las tentaciones para desvelar su destino.

Tezcatlipoca, más allá de la interpretación que le da Sahagún de asociarlo con un diablo burlón, es relacionado con el destino. El hombre que decidía salir en la noche a espacios despoblados podría confrontarse con Tezcatlipoca, que le burlaba y espantaba con apariencias horrorosas. Dependiendo de la actitud que tomará el espantado, se podía esperar destinos diferentes[18]:

  • El cobarde caerá enfermo, muere o es convertido en esclavo.
  • El que se apodera del corazón de Tezcatlipoca y huye, lo entierra y espera al amanecer para desenterrarlo, puede buscar signos favorables o malos augurios.
  • El valiente guerrero o el sacerdote osado que se atreve a deambular en la noche para atraparlo y hacerle hablar, justo en el momento en que sale el sol, para hacerle exigencias y recibir como recompensa la resolución de que tendrá un destino favorable o un futuro brillante.

Lo interesante es que esta búsqueda de la fortuna, de noche en campos despoblados, solo ocurre si se toma una decisión, si actúa y logra encontrar o cambiar su destino en el momento justo entre la noche y el día. No podemos dejar de resaltar que el dios Hermes está asociado con las ocasiones justas, la frontera entre el día y la noche y los campos abiertos, en contraposición del espacio humano del hogar de Hestia.

En este caso el papel de la burla funciona como un medio para generar cambios o procesos de transformación en el ser humano, como Guilhem menciona[19]:

“Los actos maléficos de que se vale Tezcatlipoca para burlarse de los hombres y ridiculizarlos ilustran, sin duda, la omnipotencia del dios y la dependencia de los hombres respecto a él. Siendo así, estas bromas constituyen pruebas al término de las cuales los individuos descubren el destino que les toca. El cambio de estatus o la inversión de una situación dada se traduce en la hilaridad de Tezcatlipoca, a la vez amo de los destinos y modelo de las transformaciones.”

Y resalta Guilheim, citando a Claude Lévi-Strauss en “Mitológicas IV: El hombre desnudo[20]:“la risa traduce una gratificación inesperada de la función simbólica, a la cual la salida ingeniosa o la situación cómica ahorran un largo rodeo para conectar y unificar dos campos semánticos”.

Por último, el papel de este dios en desvelar el destino de los hombres es expresado también en las funciones políticas:

“Es sin duda significativo que los nombres Monenequi y Monequeloa atribuidos a Tezcatlipoca, se hayan invocado en los discursos pronunciados en el momento en que el rey (tlatoani) era investido en sus nuevas funciones… El Tlatoani se dirigía a Tezcatlipoca para solicitar ayuda en el ejercicio de sus funciones. Las decisiones del Espejo humeante debían aceptarse: – Sea lo que fuere, tu lo has decidido; tú posees la risa sobre la tierra ¡Que tu espíritu, que tu palabra sea tomada en cuenta, sea satisfecha! … pareciera que hay una coincidencia entre la risa de la divinidad, su propensión a burlarse de los hombres y la revelación que hacía el dios de un destino particular»[21]

Hermes también está asociado de acuerdo a sus mitos a ese desorden que trastoca y pone la cosas en movimiento. Hay una relación adicional de Tezcatlipoca con Ehécatl, cuando es llamado el viento nocturno. A diferencia de la relación de Quetzcoatl-Ehecatl con el viento creador, Tezcatlipoca-Ehecatl provoca la destrucción del segundo sol por medio de huracanes y es también asociado con los hechiceros (hombres-búho): “La noche, el viento, el hechicero, nuestro señor. Se decía eso del hombre-búho Tezcatlipoca. Se decía: ¿Acaso Tezcatlipoca, acaso Huitzilopchtli, como persona te hablan? Pues ellos solo toman la forma del viento y de la noche.[22]

El papel de la hechicería está relacionado con el desorden y la enfermedad. En la noche Tezcatlipoca (y Huitzilopchtli) intervenía bajo la forma de hombres-búhos: hechiceros capaces de hacer fechorías a expensas de los mortales. Alfredo López Austin[23] nos describe 40 clases de magos entre los que se encuentran hechiceros temidos y otros muy queridos, que van desde las maldiciones y enfermedades, los curanderos, los que representan a un dios (Teutlipan moquetzani), los mensajeros (Paini) y los intérpretes de sueños (Temiquiximati).


El viento nocturno también está relacionado con la penitencia y la confesión, Tezcatlipoca siendo el conocedor de los corazones de los hombres, podía ser convocado por los hombres arrepentidos bajo el aspecto de Yohualli Ehécatl, para redimirse de sus acciones de forma individual o colectiva en la fiesta de la veintena llamada Tóxcatl.

En la mitología Mexica y Otomí, encontramos a un dios muy antiguo llamado Huehuecóyotl que genera la discordia pero a la vez es dios de la música y patrón del paso de adolescente a adulto:

Músico lúbrico, guerrero que siembra la discordia, ladrón del fuego, héroe astuto y chismoso, el dios Huehuecóyotl, «Coyote Viejo», apare­ce en las fuentes del siglo XVI como un personaje singular, atractivo y enigmático a la vez. Despierta el interés en la medida en que el intér­prete del Codex Telleriano-Remensis (1995: fol. 10 v.)  lo identifica como «el dios de los otomíes.«[24]

“La función de dios de la música otorgada a «Coyote Viejo» aparece también con Tezcatlipoca. En efecto, su representante -que era sacri­ficado durante la fiesta de Toxcatl- tocaba la flauta, y también un mito narra cómo Tezcatlipoca mandó a su doble el «Viento Nocturno» hacia el Sol para que trajera al mundo la música y las danzas” [25]


No podemos olvidar que en el mito de origen, Hermes es un dios astuto inventor de la Lira, que luego regaló a Apolo protector de los rebaños, de modo que Hermes y Apolo intercambian funciones, convirtiéndose Apolo posteriormente en dios de la música.

Conclusiones

Es indudable que entre los dioses de la cultura mexica, Xólotl es el que más parece corresponder a muchos de los aspectos del dios Hermes. Sin embargo, conociendo el intercambio de roles entre Xólotl y Quetzalcoatl, no podemos ignorar que Quetzalcoatl también refleja unos aspectos iniciales de Hermes como inventor, amigo de los hombres y la experiencia ritual.

Aunque poco se conoce de Yacatecuhutli y los dioses de los caminos, es evidente por las cartas de los conquistadores, la importancia que tenían en establecer el orden en el comercio, proteger a los viajeros y generar el intercambio de bienes local y provincial.


De quien poco se conoce es Tezcatlipoca y su relación con Hermes. Este dios burlón de la oscuridad, más que generar adversidad en los hombres, cumple con una función importante de transformación del ser humano, desvelando su destino e invirtiendo su status quo.

Huehuecoyotl, está relacionado no solo con Tezcatlipoca, sino también con la música. En este aspecto parecería más asociado con Apolo, si no conociéramos la cualidad burlona del “viejo coyote” y el mito inicial en el que Hermes creador de la lira intercambia roles con Apolo.

Por último Ehécatl, dios del viento que pone en movimiento al sol,, es usado para utilizado como mensajero y para darle características de movimiento y desplazamiento al dios que lo asocien, como ocurre con Quetzalcoatl-Ehecatl y Texcatlipoca-Ehecatl.

En el siguiente gráfico podemos observar las relaciones entre los dioses encontradas en esta monografía:

Anexo – Resumen de características de los dioses


[1] https://es.wikipedia.org/wiki/Periodizaci%C3%B3n_de_Mesoam%C3%A9rica

[2] Soustelle, Jacques. El universo de los Aztecas. 2018. pp 33-34

[3] ibídem. pp 43-46

[4]  ibídem. pp 17.

[5] Códice Chimalpopoca: Anales de Cuauhtitlan y Leyenda de los Soles. 1992. pp 50-51.

[6] Hutzilopochtli: Dios del sol y de la guerra. Principal deidad de los mexicas. Considerado el dios supremo por excelencia, el sol invictus.

[7] Tlaloc: dios del agua celeste, asociado con la lluvia.

[8] El México Antiguo: selección y reordenación de la Historia general de las cosas de Nueva España de fray Bernardino de Sahagún y de los informantes indígenas. Bernardino de Sahagun. Fundacion Biblioteca Ayacuch, 1981. pp 170.

[9] Leon-Portilla, Miguel. la Música en el universo de la cultura Náhuatl. ECN 38, 774.

http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/revistas/nahuatl/pdf/ecn38/774.pdf

[10] Berdan, Frances F.  La organización del tributo en el imperio Azteca. ECN 12, 174. http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/revistas/nahuatl/pdf/ecn12/174.pdf

[11] Jacqueline de Durand-Forest. Cambios Económicos y moneda entre los Aztecas. ECN 09, 120.

http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/revistas/nahuatl/pdf/ecn09/120.pdf

[12] De la Garza, Mercedes. El perro como simbolo religioso entre los Mayas y los Nahuas. ECN 27, 519. http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/revistas/nahuatl/pdf/ecn27/519.pdf

[13] Lopez Austin, Alfredo. Los caminos de los muertos. ECN 02, 022. http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/revistas/nahuatl/pdf/ecn02/022.pdf

[14] Ibidem.

[15] Leyenda de los Soles, en Códice Chimalpopoca. http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/000/codice_chimalpopoca.html

[16] Moreno, Roberto. El Axolotl. ECN 08, 104. http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/revistas/nahuatl/pdf/ecn08/104.pdf

[17] Spranz, Bodo. Los dioses en los códices mexicanos del grupo Borgia. Fondo de cultura económica. 2006.

[18] Olivier, Guilhem. Tezcatlipoca. Burlas y metamorfosis de un dios azteca. Fondo de cultura económica. 2004. pp 42

[19] ibídem. pp 46.

[20] Lévi-Strauss, Claude. Mitológicas IV: El hombre desnudo.1971. pp 543.

[21] Olivier, Guilhem. Tezcatlipoca. Burlas y metamorfosis de un dios azteca. Fondo de cultura económica. 2004. pp 43

[22] Códice Florentino, VI: 254.

[23] Lopez Austin, Alfredo. Cuarenta clases de magos del mundo nahuatl. ECN 07, 90. http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/revistas/nahuatl/pdf/ecn07/090.pdf

[24] Huehuecóyotl, “coyote viejo”, el músico transgresor ¿dios de los otomíes avatar de tezcatlipoca?. ECN 30. 587. http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/revistas/nahuatl/pdf/ecn30/587.pdf

[25] ibidem

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