Irene Melfi Svetko
Este trabajo es una pequeña investigación, en la que veremos cómo distintos autores de diferentes momentos históricos tratan el tema que nos ocupa: La presencia de lo sagrado en el ser humano.
Si bien a través de la vía conceptual no se llega a lo sagrado, si resulta interesante intentar acercar esta idea a los jóvenes de ahora, puesto que la vivencia de lo sagrado se ha desvirtuado mucho, en relación con lo que decían los grandes pensadores de distintas épocas.Hoy se sacraliza el deporte, los grupos de música popular, la moda y se ha perdido la conexión con los ancestros, con la vivencia de los mitos, con la reflexión interior.
El hermetismo
Hunde sus raíces en lo más profundo de la historia, en el Dios Thot egipcio, y luego en el Hermes Trimegisto griego. El tres veces nacido, que se relaciona con el lado brillante de la Luna, que contiene la sabiduría creadora. El Hermetismo surge como respuesta a la herejía impuesta por Akenatón, en la XIX dinastía que abarca de 1295 a 1185 a.C.
En época de Sethi I y Ramsés II la Escuela de Amón es la que da respuesta metafísica a las aberraciones de Akenatón y hace renacer la sabiduría de los Misterios en Egipto.
La doctrina fundamental del hermetismo es que la Unidad engloba el Todo, no está aparte. Es la doctrina de lo Uno, todo sale de lo Uno. Lo Uno está antes de la manifestación, y todo lo manifestado participa de lo Uno, el cosmos participa de lo Uno, por tanto, el hombre participa de lo Uno, emana de lo Uno. Sería el Aquello, el Todo Absoluto o el Eterno Absoluto fuera de lo cual nada existe, como lo llama H.P. Blavatsky.
Y aquí no se puede dejar de recordar un pasaje de Doctrina Secreta que refiere a este principio divino:
El estudio de las ciencias esotéricas tiene dos objetos:
1º Probar que la esencia espiritual y física del hombre, es idéntica al Principio absoluto y a Dios en la Naturaleza;
2º Demostrar la presencia potencial en el hombre de la misma virtualidad existente en las fuerzas creadoras de la Naturaleza. [1]
Al participar de lo Uno, el ser humano posee en sí mismo esa potencia de Dios, Todo Uno, Uno Todo. Annie Besant en su libro El poder del pensamiento dice:
La fuente de todo es el Yo inmortal, no nacido. [2]
Plotino al respecto dice:
El Uno o Bien no es la unidad de todas las cosas. sino anterior a todas las cosas. [3]
Son los poderes que derivan del Yo Divino, es la esencia de la vida que cada ser humano tiene, esa raíz que cada uno modela según sus posibilidades, según su grado de conciencia, según su propio karma. Así, cabe la posibilidad de que el hombre que comprende esto, pueda igualarse a Dios, en su propia medida, pues es inmortal y capaz de comprender el Todo, ya que siente las sensaciones de todo lo creado, es así como se le hace visible la Divinidad, en sí mismo y en todo lo manifestado y ve a Dios en todas las cosas y en todas las acciones. Como se ha dicho, Todo es Uno, todas las cosas participan de lo Uno.
Plotino sigue diciendo:
No podemos hablar o pensar al Uno, pero por lo mismo que los que están poseídos por un Dios, son conscientes del dios que los posee, así podemos nosotros ser conscientes del Uno.[4]
Utilizamos el término Dioses, o Dios no desde el punto de vista de ninguna religión, sino como dice la filósofa Delia Steinberg Guzmán en Símbolos mágicos:
Esto que nosotros llamamos Fuerzas de la Naturaleza, Leyes de la Naturaleza, era lo que los antiguos denominaban Los Dioses… para que tales fuerzas puedan llegar a ser entendidas a todos los niveles.
Así lo expresa bellamente el discurso de Hermes Trimegisto a Asklepios:
– Por ello, Asclepio, es tan grande maravilla el hombre, animal digno de reverencia y honor. Pues pasa a la naturaleza de un dios como si él mismo fuera dios; tiene trato con el género de los demonios, sabiendo que ha surgido del mismo origen, desprecia la parte de su naturaleza solamente humana, pues ha depositado su esperanza en la divinidad de la otra parte. ¡Oh, de qué mezcla privilegiada está hecha la naturaleza del hombre! Está unido a los dioses por lo que tiene de divino que le emparenta con ellos; la parte de su ser que lo hace terrestre, la desprecia en sí mismo; todos los otros vivientes a los cuáles se sabe unido en virtud del plan celeste, se los atrae por el nudo del amor; el hombre eleva su mirada al cielo. Tal es su posición, su privilegiado papel intermedio que ama a los seres que le son inferiores, y es amado por aquéllos que le dominan.[5]
Poimandres en el Tratado I, del Corpus Hermeticus, comienza haciendo una reflexión serena, exquisita, bellísima, que refleja una actitud digna y majestuosa, y dice:
absorta la imaginación en las alturas del pensamiento, y mis sentidos abotargados.[6]
Dos grandes claves para el hombre que busca modelarse en base a esa esencia Divina:
1º: Eleva la conciencia a Budhi, utiliza la imaginación como eficaz herramienta.
2º: Abotargados los sentidos, es decir habiendo trascendido las perturbaciones que parten de los sentidos, o habiéndose liberado de las sensaciones, de los juegos de Maya, de la ilusión.
Lo numinoso de Rudolf Otto
lo numinoso, palabra derivada de numen, según el Diccionario de la RAE:
Perteneciente o relativo al numen como manifestación de poderes religiosos o mágicos, un poder misterioso y fascinador”.
Según el Glosario Teosófico:
La verdadera naturaleza esencial del ser, la esencia o substancia desconocida, tal como es en sí misma, opuesta al fenómeno o sea la forma por medio de la cual aquella se manifiesta a los sentidos o al entendimiento.[7]
Para Otto, lo numinoso no se puede explicar racionalmente, solo se puede dilucidar la idea, porque es del propio interior del individuo desde donde se puede despertar. No constituye un conocimiento conceptual que pueda ser transmitido intelectualmente o por vía del razonamiento, es completamente otra cosa, se puede manifestar, según el autor, por un sentimiento de criatura, de pequeñez ante algo totalmente diferente. Es un instante que sorprende, que sobrecoge.
Cuando el noumen se manifiesta surge el sentimiento de misterioum tremendum. Este puede manifestarse de diferentes formas: por un sentimiento de devoción profunda, puede pasar como una energía que conmueve el espíritu del hombre, que luego pasa y el hombre vuelve a lo profano. O también puede sorprender de golpe al espíritu o puede ser también una idea de inaccesibilidad absoluta, seguida de una potencia o poder o idea de majestad tremenda, explica Otto.
Esta vivencia del misterium tremendum sobrecoge, sorprende y fascina al hombre. Esta fascinación que produce la vivencia del misterium tremendum, no se puede expresar con conceptos racionales con exactitud, pero si sería aproximada a la idea de misericordia, piedad o amor, devoción.
Otto habla de dos formas de despertar lo numinoso: una por medio de actos mágico-culturales, como fórmulas, bendiciones conjuros etc., otra por prácticas chamánicas. Y dice en su libro Lo Santo:
El punto de partida fue exclusivamente mágico, y el propósito, tan solo el de apropiarse la fuerza maravillosa del noumen para aplicarla a fines naturales… En este momento es cuando comienza la verdadera vida religiosa. Entonces el perdurar en este estado insólito, a menudo extravagante, de enajenación numinosa, se considera un bien, una “gracia” que no puede compararse con los bienes profanos. También aquí la evolución purifica y madura la emoción… Son los estados más refinados, como estar en espíritu.[8]
Vemos que el sentimiento de lo numinoso no deriva de otro, simplemente Es. Aunque si puede ser llamado. Nuestra labor sería averiguar a que estímulos responde para traerlo al plano consciente. Dijimos que no se puede enseñar ni se puede aprender. Es solo en el espíritu donde puede despertar, donde puede manifestarse, así el ser humano necesitará de su voz interior, de la reflexión, de la pureza y la mística para vivir en algún instante el sentimiento de lo numinoso.
Mercea Eliade
Este gran investigador de las religiones coincide con Rudolf Otto en el análisis de la necesidad de experiencia religiosa del ser humano, más que en la investigación de la idea de Dios como algo exterior al hombre. Eliade observa como la vivencia de lo sagrado se ve como completamente diferente a lo profano. La manifestación de ese “algo” completamente otro lo llama “hierofanía”. Algo sagrado se nos ha manifestado, por tanto, es un acto misterioso, algo totalmente diferente a todo, que hace que un árbol, una piedra, o una montaña, se conviertan en elementos sagrados sin dejar de ser elementos profanos. Esta observación permite ver que habría dos formas de vivir, según las posiciones que haya conquistado el ser humano, según su propia evolución y según su propio karma. Dos formas que, obviamente no se excluyen: lo Sagrado y lo profano.
Como se ha dicho la esencia del ser humano es divina, porque participa de lo Uno, la vivencia de lo sagrado sería una nostalgia, un anhelo del Espacio y del Tiempo Primordial, donde los Dioses y los antepasados míticos estaban presentes. La nostalgia de los orígenes se manifiesta como una necesidad religiosa, sagrada. Sería el deseo de vivir ese Tiempo del origen con la presencia divina, en un mundo fuerte, puro. Dice al respecto Mercea Eliade:
Se trata a la vez de una sed de lo sagrado y de una nostalgia del Ser. En el plano existencial, esta experiencia se traduce en la certidumbre de poder recomenzar periódicamente la vida con el mayor número de oportunidades. Se trata, en efecto, no solo de una visión optimista de la existencia, sino también de una adhesión total al Ser.[9]
La teofanía, o manifestación de la divinidad, para Eliade es la presencia de Dios en el ser humano. Ese segundo, o milésima de segundo en que se manifiesta, deja en el alma un perfume, un pequeño aroma sutil: ¡algo ha pasado! Es un instante, ya pasó, pero la fragancia que deja es la constatación de que “algo” diferente se ha manifestado en nosotros. Ese “algo” es la presencia divina, el Dios interno. Es la presencia de lo sagrado, por un instante hemos salido de lo profano.
Lo sagrado entonces, es lo Real, es lo que participa de lo Uno, es lo que trasciende en la vida del ser humano, que nada tiene que ver con lo profano. No obstante, el hombre de hoy, vive más en lo profano, en lo intrascendente y con ello no se prepara para poder sentir la presencia divina en sí mismo.
Sería interesante recordar que todas las Escuelas, de todos los tiempos, han propuesto un trabajo interior diario, constante, de purificación y reeducación en todos los planos de conciencia, pues la vivencia de lo sagrado no se recibe, la tiene que conquistar cada ser humano.
Eliade recuerda que todos los mitos, ritos y ceremonias sirven para recordar a los seres humanos que la realidad de lo sagrado, o la presencia de la divinidad, sobrepasan sus posibilidades de comprensión racional y que el mejor camino es renunciar a querer tener una vivencia sagrada, porque racionalmente se bloquea la posible vivencia sagrada.
En los mitos, los ritos y los símbolos se esconde una misión pedagógica, porque en ellos encuentra el ser humano el misterio de lo sagrado, de tal modo que le permite conectar con su Ser trascendente. Por eso, aún en la sociedad actual tan desacralizada, los mitos están presentes y podríamos decir que han sido y son fundamentales para todas las sociedades.
Así vemos que los jóvenes actuales, con sus grafitis, crean sus propios ídolos y símbolos, en los videojuegos el mito del héroe existe, pero ha perdido su dimensión sagrada, en el cine también se repiten los mitos. Vemos aquí cuan necesitado está el ser humano del siglo XXI, de un poco de luz para su alma que abra paso a la manifestación de su verdadero ser divino, pues al decir del gran filósofo Jorge Ángel Livraga, el alma está como prisionera en una jaula, como un pajarillo, a poco que separemos los barrotes de la jaula y entre un poquito de luz, el alma tiene ese poder ascensional y busca enseguida su esencia sagrada. Esta luz lleva a restituir una actitud de vida mistérica que pondrá orden y paz en una sociedad enturbiada por la desacralización.
El mito revela el secreto de los orígenes y enseña subliminarmente, como reencontrarse y hacer surgir esa potencia divina original, que viene de la esencia sagrada del Ser, de la que hemos hablado anteriormente.
Fernando Schwarz pone un hermoso ejemplo para expresar que función cumplen los mitos en la vida del ser humano y de las sociedades.
Los mitos son modelos narrativos que otorgan significado a nuestra existencia. Son como las vigas de una casa. Uno no las ve en el exterior, pero conforman la estructura que sostiene el edificio, a fin de que las personas puedan vivir con seguridad.[10]
Y aquí es importante resaltar la palabra seguridad, porque la seguridad proviene de la vivencia de lo Sagrado, de sentir que Dios no está fuera, sino dentro de cada ser humano.
El mito entonces es la esencia que protege, que sirve de guía a la existencia del ser humano, para que pueda redescubrir su esencia divina, cubierta por tantos velos de materialismo, escepticismo, individualismo, egocentrismo etc.
Para el psicoterapeuta norteamericano May Rollo:
La creación de mitos es un proceso esencial para la adquisición de la salud mental, y el terapeuta sensible no puede despreciarlo. [11]
Porque el hecho de que se hayan desvirtuado los mitos ha hecho necesario el desarrollo de la psicoterapia, para encontrar el sentido de la vida. La carencia de mitos ha llevado a muchos jóvenes a estados de depresión, ansiedad, incluso suicidio, lamentablemente, porque se ha perdido ese sentido sagrado de la existencia, con sus aliados pedagógicos de ritos, símbolos y mitos.
Edgar Morin, filósofo y sociólogo francés dice que:
la conciencia levanta el vuelo a partir del punto en que confluyen mito y magia”.[12]
Corroborando, una vez más, la importancia de lo sagrado en el desarrollo de la conciencia humana.
Otro de los tantos autores que habla de la presencia divina es Willigis Jäger en su libro En busca del sentido de la vida cuando dice:
Si alguien, después de una experiencia profunda, exclama: “¡Soy Dios!”, está expresando, no la experiencia del yo superficial, sino la experiencia del verdadero Yo, del centro divino de la persona.[13]
Conclusión
Hemos visto cómo describen la necesidad de vivencia de lo sagrado, diferentes autores, y como todos expresan, de diferentes formas, la existencia en el Ser humano, de esas Fuerzas de la Naturaleza que podrían llamarse Dios en el hombre y la mujer. Sabemos que todo ser humano está en un proceso de aprendizaje, y que una parte de la humanidad intenta desarrollar en sí mismo, esas Leyes Sagradas de la Naturaleza con las que está dotado, y busca en la Naturaleza las enseñanzas que, por tan naturales, vienen del fondo de la historia y podrían seguir siendo Maestras y guías para la humanidad futura.
Espero que este pequeño trabajo llegue al corazón de quien lo lee y despierte la necesidad de constatar su veracidad, poniendo en práctica las enseñanzas que nos dan los distintos autores, y así despertar al Dios Interior, y ser Uno con el Todo.
Notas
[1] Blavatsky H.P. Doctrina Secreta T.VI. Editorial Sirio S.A. Málaga 1988. Pág. 113.
[2] Besant Annie. El poder del pensamiento. Ed. Kier S.A. Buenos Aires 1974. Pág. 100.
[3] Plotino. Enéadas V. Editorial Gredos. Madrid 1998. Pág.51.
[4] Plotino. Enéadas V. Editorial Gredos. Madrid 1998. Pág.51.
[5] Muñoz Moya Miguel Ángel. Hermes Trimegisto OBRAS COMPLETAS (Versión bilingüe) Vol. II: EUROPA ARTES GRÁFICAS, S. A. Salamanca 1991.
[6] Renau Nebot Xavier. Textos herméticos. Editorial Gredos. Madrid 1999. Pág. 71.
[7] Blavatsky H.P. Glosario teosófico. Editorial Kier S.A. Buenos Aires 1982. Pág. 490.
[8] Otto Rudolf. Lo Santo. Alianza Editorial. Madrid 2006. Pág.52.
[9] Eliade Mercea. Lo sagrado y lo profano. Editorial LABOR. Barcelona 1967. Pág. 84.
[10] Schwarz Fernando. El ocultamiento de lo sagrado. Editorial NA. Madrid 2017. Pág.15.
[11] May Rollo. La necesidad del mito. Editorial Paidós. Barcelona. Pág.12.
[12] Morin Edgar. Editorial Kairos. Barcelona 2005. Pág. 158.
[13] Jäger Willigis. En busca del sentido de la vida. Narcea S.A. Ediciones. Madrid 2018. Pág.289.
Bibliografía
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BLAVATSKY H.P. Glosario teosófico. Editorial Kier S.A. Buenos Aires 1982.
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LIVRAGA Jorge Ángel. Cartas a Delia y Fernando. Editorial NA. Madrid 1981.
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Plotino. Enéadas. Editorial Gredos. Madrid 1998.
Renau Nebot Xavier. Textos herméticos. Editorial Gredos. Madrid 199
Schwarz Fernando. Geografía Sagrada del antiguo Egipto. Ed. Longseller Buenos Aires 2008.
Schwarz Fernando. El ocultamiento de lo sagrado. Editorial NA. Madrid 2017.
Schwarz Fernando. Mitos, ritos, símbolos. Editorial Biblos Buenos Aires 2008.
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