Mª Dolores F.-Fígares
Uno de los lugares más cargados de sentido hermético que se encuentran en España es El Escorial, un conjunto de edificios, construido en el siglo XVI, por iniciativa personal del rey Felipe II, y en ellos, la huella de Juan de Herrera, un arquitecto interesado en las fuentes herméticas del pensamiento renacentista.
En las proporciones, las trazas, la distribución de los volúmenes, en el decorado de sus techos, podemos ver abundantes elementos que nos ilustran sobre la intención simbólica que preside la obra arquitectónica, más allá de su utilización como monasterio y panteón de los reyes de España.
A pesar de la leyenda negra que describe a Felipe II como un oscuro monarca, promotor de la Inquisición y defensor de la más radical ortodoxia católica, cada vez se abre paso con mayor firmeza la constatación de que quien gobernaba un vasto imperio universal fomentó la cultura, el conocimiento y la ciencia con largueza y en su corte abundaron los estudiosos de disciplinas como la cábala y la alquimia. El Escorial, imponente monumento en piedra, sirve de prueba
irrefutable .
La Biblioteca
Se conserva un inventario de las obras que integraban la biblioteca personal de Herrera, hecho en 1597, después de su muerte. Si como decía Clemente de Alejandría, para conocer el pensamiento de alguien había que preguntarse quién fue su maestro, también puede ser indicativo saber cuáles fueron sus lecturas y en ese caso, la selección es bien elocuente por la abundancia de obras herméticas, tanto de la antigüedad clásica como de la Edad Media y el Renacimiento. Plotino, Porfirio, Proclo, Jámblico, Synesio, pseudo-Pitágoras, pseudo Dionisio, Psello, Geber, Avicena, Arnaldo de Vilanova, Alfonso X el Sabio y por supuesto Ficino, Tirtemius, Paracelso, Brunop, John Dee, entre otros, se alineaban junto a tratados de cosmología, astrología, alquimia, numerología, sin olvidar toda una colección de textos mágicos conservados en la Biblioteca del Monasterio, que podía consultar a voluntad. Todo parece indicar la vasta cultura del arquitecto, que desbordaba su ámbito profesional y motivó sin duda que Felipe II le nombrase aposentador real, cargo que le obligaba a acompañarlo
constantemente.
Precisamente, el recinto donde se conserva la riquísima biblioteca escurialense es uno de los lugares más explícitos sobre las intenciones herméticas del edificio, entendido como receptor de la armonía cósmica y por lo tanto activador mágico de potencias y energías, a la manera renacentista.
La bóveda del techo se encuentra decorada por unas pinturas al fresco, obra de Pellegrino Tebaldi, según un programa iconográfico, repartido en varios tramos, que admite una lectura polisémica, destinado a plantear el ideal de un saber universal que conciliase las disciplinas, apoyándose en las Siete Artes Liberales que integraban el Trivium y el Cuadrivium. Entre las escenas representadas podemos destacar las siguientes:
1. Correspondiendo a la Geometría, los sacerdotes egipcios realizan mediciones sobre las crecidas del Nilo. En realidad se trata de una exaltación de los misterios egipcios, obra de Jámblico que tanto Herrera con Felipe II conocían, gracias a la edición de Ficino, de la cual existían al menos cuatro ejemplares en la Biblioteca escurialense y una alusión a la magia y sabid uría arcanas. Sobre esta escena, la figura de un sabio anónimo, de aspecto oriental, que podría ser la de Hermes Trimegisto.
2. Correspondiendo con la Aritmética, los gimnosofistas trazan figuras y realizan cálculos. Es una manera de reconocer la antigüedad de la cultura inda, de la que se decía habían aprendido sabios como Pitágoras, Apolonio de Tyana y se alude al significado de la letra lambda, que aparece en la escena, en relación con Platón y Pitágoras.
3. Bajo la Música, Orfeo sale de los infiernos con Eurídice, referencia a los himnos órficos, texto fundamental de la sabiduría perenne, tan difundido en el Renacimiento y conservado también en la biblioteca de El Escorial al igual que las Argonáuticas, que también se le atribuía a Orfeo.
Recordemos que el nombre de Orfeo figuraba entre la genealogía de los sabios que pertenecían a la tradición de la Prisca Theologia.
4. Hércules Gálico aparece bajo la Retórica, representado como una figura hermética, que encanta a los sabios con su elocuencia, y al mismo tiempo recomienda el silencio sobre los misterios más recónditos, según una imagen frecuente en el Renacimiento que venía a indicar la conveniencia de recurrir a símbolos y mitos para velar y proteger las enseñanzas divinas, tal como había indicado Meliso, que también aparece representado en este tramo de la bóveda.
5. La muerte de Arquímedes venía a ilustrar la Geometría: se le ve absorto en una figura geométrica, que no es otra que la del teorema de Pitágoras, de resonancias herméticas y cosmológicas. Mientras, un soldado romano está a punto de descargar su espada sobre él. Diodoro Sículo, representado en el tramo siguiente, había dicho que Arquímedes se había
formado en Egipto y en esta representación vemos las concepciones renacentistas sobre las matemáticas, con referencias a Euclides, tal como había estudiado Pico de la Mirandola.
6. La torre de Babel, con la conocida referencia a la impiedad y la soberbia como causas del fracaso, imagen del caos y el desorden, tal como la tradición emblemática posterior, con Athanasius Kircher a la cabeza, difundió, frente a símbolos del orden arquetípico, como el Templo de Salomón.
7. David exorcizando al demonio de Saúl con su música se encuentra bajo la cartela destinada a la Música, siguiendo el episodio narrado en el libro de Samuel XVI, 14-23. La escena ilustra las explicaciones de Agrippa de Nettesheim sobre el poder de la música, como reflejo de la armonía de las esferas.
8. La reina de Saba interrogando a Salomón, corresponde a la Aritmética. Salomón representa al Mago por excelencia y maestro de la sabiduría cabalística. Aparece una cita del libro de la Sabiduría, en hebreo, haciendo referencia al poder que los hermetistas del Renacimiento como Pico de la Mirándola atribuían a las palabras pronunc iadas en dicha lengua. Además, la numerología pitagórica aparece en la tabla que está señalando Salomón.
9. Daniel y sus compañeros, instruidos por los magos caldeos, bajo la Gramática, es una referencia al texto de los Oráculos caldeos que había sido comentado por los filósofos renacentistas, como fuente de una sabiduría mistérica, equiparable a la del antiguo Egipto.
10. El rey Ezequías contemplando el retroceso de la sombra del sol en el gnomon, en el tramo dedicado a la Astrología, un tema que también había utilizado Agrippa para ilustrar la convicción de que los astros están gobernados por la sabiduría divina.
11. Dionisio Areopagita observando un eclipse, bajo la Astrología muestra la admiración renacentista por este “santo” cristiano, discípulo de San Pablo, de quien se decía que había recibido instrucción en Egipto. Se le atribuía la autoría de dos obras muy leídas y comentadas por los hermetistas: “De divinis nominibus” y “De coelesti hierarchia”. Además de estas sugerentes escenas, numerosas figuras con complejos significados han hecho pensar a los estudiosos que se trata de jeroglíficos que transmiten un mensaje relacionado con el edificio del monasterio en sí. Un ejemplo lo encontramos en uno de los tramos de la bóveda que nos presenta a Euclides, vestido a la manera renacentista y sosteniendo una tabla en la que aparecen tres diagramas: el de la derecha es una composición geométrica constituida por dos cuadrados un círculo y un triángulo, en el del centro, un hombre mide las estrellas utilizando un medidor llamado “báculo de Jacob” y en el de la izquierda, parcialmente cubierto, aparece el sello de Salomón. Aparte de la importancia que diera Euclides a las figuras del círculo, cuadrado y triángulo, hay una referencia a la disposición del plano del edificio, en el cual el vértice superior del triángulo señala la parte más sagrada de la iglesia, el sagrario con el tabernáculo. La relación entre los cuadrados y el círculo se inscriben en la geometría lulliana y tienen su reflejo en la disposición de los espacios de El Escorial. Por lo que se refiere al medidor de las estrellas, podría referirse a una doble conjunción de Venus, Júpiter y Mercurio imperante en la fecha de nacimiento de Felipe II.
Al otro lado de la sala, frente a Euclides, aparece Alfonso X el Sabio, el rey de Castilla que tanto impulsó la Escuela de
Traductores de Toledo y el conocimiento de las obras clásicas y la alquimia, sosteniendo un libro entreabierto en el
que se ve un diagrama astronómico que ilustraba la obra “Quadrans” de Apiano, y un poco más abajo otro diagrama
muestra el uso de la brújula. Estos objetos son una excusa para mostrar las constelaciones en el momento del
nacimiento del rey Felipe y su horóscopo con las posiciones favorables.
Otros aspectos herméticos del edificio que estamos comentando se encuentran en su orientación con la puesta del sol del día 10 de Agosto, fiesta de San Lorenzo, fecha en la que Felipe ganó la batalla de San Quintín, para cuya conmemoración fundó el Escorial. Las fechas de colocación de la primera piedra de la iglesia y del monasterio fueron elegidas de acuerdo con los aspectos benéficos de los astros.
Valgan estas referencias para llamar la atención de los investigadores sobre la intención hermética que sostiene uno de los edificios más significativos del renacimiento español.
Bibliografía consultada:
René Taylor: “Arquitectura y magia. Consideraciones sobre la idea de El Escorial”. Siruela. Madrid, 1992.
Fray Julián Zarco Cuevas: “Pintores italianos en San Lorenzo el Real de El Escorial”. Madrid, 1932.