Síntesis del diálogo Eutidemo o el discutidor de Platón

Irene Melfi Svetko

Introducción

 Primera parte del diálogo

Sócrates comienza el diálogo presentando a Eutidemo, quien mantiene siempre una actitud despreciativa y de superioridad y a su hermano Dionisodoro, persona poco inteligente, que cambia las cosas según las circunstancias. Ambos hermanos vienen desterrados de Turium.

Platón, por boca de Sócrates, hace de los dos hombres una descripción en clave irónica, explicando a Critón, viejo amigo de Sócrates, quien admira y respeta al filósofo, que ambos hermanos, Eutidemo y Dionisodoro, muestran un saber universal tanto en el pancracio como en las luchas judiciales, siempre a cambio de dinero. Ellos se caracterizan por saber refutar en la lucha con palabras elocuentes, tanto si es falso o verdadero, así saben salir siempre vencedores en la lucha. De esta manera demuestran un sentimiento de superioridad que a los ojos de todos es sumamente ridículo. Creen tener un saber portentoso con lo que todo lo tiran por tierra, pero son incapaces de construir nada. Sócrates les hace una crítica totalmente irónica, quizás la más sangrienta que se haya visto, pues los sofistas llevan un año hablando y no han producido nada.

A tal punto es la ironía de Sócrates que los trata como si fueran dioses y se pone él mismo como si fuera un ignorante, para pedir a los dos sofistas que enseñen a Clinias, que es un joven aristócrata, tímido, pero que busca la filosofía y la virtud, ese saber prodigioso que tanta fama les ha dado a los sofistas. Platón utiliza todas estas características psicológicas de los personajes, para demostrar la importancia de la educación de Clinias y de la autoeducación, puesto que todo el diálogo ofrece al lector, a cada instante, temas de reflexión sobre su propia conducta.

Segunda parte

Eutidemo dialoga con Clinias, planteando el tema de “¿quiénes son los que aprenden, los que saben o los ignorantes?” (1) Después de un diálogo engañoso y contradictorio, viendo Sócrates a Clinias semi derrumbado por el sofista, lo interpela mostrándole de qué manera hay que darse a la virtud y al saber, entablando con Clinias un diálogo sublime donde exalta el bien y el ser feliz que solo se logran con la práctica y buen uso de la sabiduría. Le hace ver también lo confuso de los sofistas cuando le muestran las palabras “aprender” y “comprender”, y como los sofistas están jugando con él.

Nuevamente exhorta Sócrates a Eutidemo y a Dionisodoro a que le den una lección al joven para vivir feliz como hombre de bien, ironizando en su alocución y poniéndose él mismo como un humilde profano, y en el papel del ignorante, como lo expresó anteriormente.

Toma la palabra Dionisodoro, el mayor de los hermanos, y tras un diálogo que busca confundir y discutir por discutir con Clinias, utiliza la erística, o el abuso de la técnica dialéctica, hasta el punto de convertirla en vana disputa. llega a decir que Sócrates y los demás allí reunidos buscan la muerte de Clinias, esto despierta una gran indignación en Ctesipo, a quien Sócrates describe “de una naturaleza bien dotada, pese a su impulsiva violencia, que es efecto de la juventud” (2). Ctesipo, después de escuchar un dialogo insidioso sobre dar muerte a Clinias, le responde le responde vehementemente. “Si no fuera una grosería excesiva el decirlo, diría que caiga la desgracia sobre tu cabeza por atreverte a proferir contra mí, y contra los demás, una mentira cuyo solo enunciado es a mis ojos un sacrilegio, al decir que yo quisiera su aniquilación” (3). Viendo, Sócrates tan enfadado a Ctesipo, se pone a bromear con él, en tono suave para dar aún más fuerza a su ironía, y le dice:

“A mi modo de ver, hemos de admitir de los extranjeros lo que dicen, si a ellos les agrada hacernos este don, sin discutir por una palabra: aniquilar. Si ellos saben aniquilar a la gente de manera que las transforman de viciosas e insensatas en virtuosas y razonables, sea porque ellos dos han descubierto por si mismos el medio de hacerlo, bien sea porque hayan aprendido de otro el secreto de una destrucción y una aniquilación capaces de dar muerte a un malvado para hacerle reaparecer como hombre honrado, y evidentemente lo saben, al menos reivindicaban para sí ese arte. Que den muerte a este muchacho y le hagan razonable y por añadidura a todos nosotros, y si los jóvenes tenéis miedo, que hagan el ensayo sobre mí, como si fuera un Cario, yo que soy viejo, estoy dispuesto a correr ese riesgo” (4).

Más adelante, la dialéctica de Sócrates, mediante una pregunta absurda pone a prueba a su adversario, quien primero responde una cosa y al pedirle Sócrates que lo aclare, el sofista dice exactamente lo contrario. Esta técnica dialéctica es muy propia de Sócrates.

Tercera parte
En la última parte Critón y Sócrates hacen una crítica clara de los sofistas, definiéndolos como aquellos que se creen más sabios que nadie, que usan la filosofía y la política, pero que se quedan en el mundo de la doxa, o la opinión.

Sócrates piadosamente y no sin ironía los toma por lo que son, reconociéndoles su ingenio y obstinada valentía aún para defender la falsedad.

Y para finalizar Sócrates dice a Critón hablando de Eutidemo y Dionisodoro:


“Situados en tercera fila en la realidad, buscan la manera de ocupar la primera en la opinión. Perdonémosles esta ambición, y sin enfadarnos tomémosles por lo que son. Hay que dar buena acogida a todo el que manifiesta en sus expresiones la chispa más pequeña de razón y lleva adelante su ingeniosidad con una valentía obstinada” (5).

“Ignoras tú, mi querido Critón que en toda clase de ocupaciones las gentes mediocres y sin valor son el número mayor, y los espíritus serios y dignos de toda estimación son la minoría” (6).

Conclusión

Si bien el tema fundamental de Eutidemo o el discutidor, es el de los sofistas, Platón no pierde la oportunidad de lucir la estrategia de la dialéctica de Sócrates, en este caso de un modo irónico, para resaltar la mediocridad del sofista que tanto dice una cosa como la contraria, con tal de sacar ventaja, ya económica, ya de imagen.


Otro tema que también se ve en muchos diálogos de Platón, es el de la importancia de la educación, y la formación constante a lo largo de la vida, basada siempre en el desarrollo de virtudes.

 En este momento histórico en que tanto en la política como en el comercio, como en el diario vivir están tan de moda los postulados sofistas, es interesante volver a la verdad y hacer una reflexión sobre qué ejemplos están recibiendo los jóvenes, para acercarlos a la justica, a la verdad, y al honor.

Notas

  • Platón. Obras completas. Editorial Aguilar. Segunda edición, séptima reimpresión. Madrid 1988. Pág. 473.
  • Opus citatum pág. 469.
  • Op. Cit. pág. 477.
  • Op. Cit. pág. 479.
  • Op. Cit. pág. 495.
  • Op. Cit. pág. 496.

Procedencia de las fotos: Esculturas de Irene Melfi Svetko y https://pixabay.com

Bibliografía

Platón. Obras completas. Editorial Aguilar. Segunda edición, séptima reimpresión. Madrid 1988.